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2 Reyes 4:4 - Dios Habla Hoy Versión Española

4 Luego métete en tu casa con tus hijos, cierra la puerta y ve llenando de aceite todas las jarras y poniendo aparte las llenas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Luego ve a tu casa con tus hijos y cierra la puerta. Vierte en las jarras el aceite de oliva que tienes en tu frasco y cuando se llenen ponlas a un lado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Cuando estés de vuelta, cierra la puerta tras de ti y de tus hijos, echa tu aceite en todos esos cántaros y a medida que se vayan llenando, ponlos aparte'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Luego entrarás y cerrarás la puerta tras de ti y tras de tus hijos, y echarás° en todas esas vasijas, e irás poniendo aparte las que estén llenas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Entra luego y cierra la puerta tras de ti y de tus hijos, vierte aceite en todas esas vasijas, y pon aparte las que vayan quedando llenas'.

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2 Reyes 4:4
13 Referans Kwoze  

Entonces Eliseo le dijo: –Pues ve ahora y pide prestadas a tus vecinos algunas jarras, ¡todas las jarras vacías que puedas conseguir!


La mujer se despidió de Eliseo y se encerró con sus hijos. Entonces empezó a llenar las jarras que ellos le iban llevando.


Ve, pueblo mío, entra en tu casa y cierra las puertas detrás de ti. Escóndete un poco, hasta que pase la ira del Señor.


Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora en secreto a tu Padre. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.


La gente se burlaba de Jesús, pero él los hizo salir a todos, y tomando al padre, a la madre y a los que le acompañaban, entró donde estaba la niña.


Jesús tomó en sus manos los panes, y después de dar gracias a Dios los repartió entre los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los peces, dándoles todo lo que querían.


Pedro los hizo salir a todos, se arrodilló y oró; luego, mirando a la muerta, dijo: –¡Tabita, levántate! Ella abrió los ojos, y al ver a Pedro se incorporó.


Y ahora, gloria sea a Dios, que tiene poder para hacer muchísimo más de lo que nosotros pedimos o pensamos, por medio de su poder que actúa en nosotros.


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