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2 Reyes 2:3 - Dios Habla Hoy Versión Española

3 Pero los profetas que vivían en Betel salieron al encuentro de Eliseo y le dijeron: –¿Sabes que el Señor va a quitarte hoy a tu maestro? –Sí, ya lo sé –contestó Eliseo–, pero no digáis nada.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Y saliendo a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Bet-el, le dijeron: ¿Sabes que Jehová te quitará hoy a tu señor de sobre ti? Y él dijo: Sí, yo lo sé; callad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 El grupo de profetas de Betel se acercó a Eliseo para preguntarle: —¿Sabías que hoy el Señor se llevará a tu amo? —Claro que lo sé —contestó Eliseo—, ¡pero no digan nada!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Los hermanos profetas que vivían en Betel salieron a encontrar a Eliseo y le dijeron: '¿Sabes que hoy día Yavé te llevará a tu maestro por encima de ti?' Respondió: 'Lo sé, pero no digan nada'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y los hijos de los profetas que estaban en Bet-’El salieron a Eliseo y le preguntaron: ¿Sabes que YHVH arrebata hoy a tu señor de encima de tu cabeza?° Y él respondió: Sí, lo sé, callad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Los hijos de los profetas que había en Betel salieron al encuentro de Eliseo y le dijeron: '¿No sabes tú que Yahveh quiere arrebatar hoy a tu señor por encima de tu cabeza?'. Él respondió: 'Sí, también yo lo sé. Pero callad'.

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2 Reyes 2:3
17 Referans Kwoze  

y que, cuando Jezabel comenzó a matar a los profetas del Señor, había recogido a cien de ellos y, después de dividirlos en dos grupos de cincuenta, los había escondido en dos cuevas y les había dado el alimento necesario.


Entonces, un hombre que pertenecía al grupo de los profetas pidió a un compañero suyo, por orden del Señor: –¡Hiéreme, por favor! Pero el otro no quiso hacerlo.


Los profetas de Jericó, que estaban enfrente, dijeron al verlo: “¡El espíritu de Elías reposa ahora en Eliseo!” Fueron entonces a su encuentro, e inclinándose ante él


Pero los profetas que vivían en Jericó salieron al encuentro de Eliseo y le dijeron: –¿Sabes que el Señor va a quitarte hoy a tu maestro? –Sí, ya lo sé –respondió Eliseo–, pero no digáis nada.


Pero llegaron cincuenta profetas y se detuvieron a cierta distancia, frente a ellos; Elías y Eliseo, por su parte, se detuvieron a la orilla del río Jordán.


Cierta mujer, que había sido esposa de uno de los profetas, fue a quejarse a Eliseo, diciéndole: –Mi marido ha muerto, y tú sabes que él honraba al Señor. Ahora el prestamista ha venido y quiere llevarse a mis dos hijos como esclavos.


Después de esto, Eliseo regresó a Guilgal. Por entonces había mucha hambre en aquella región, y una vez, estando sentados los profetas alrededor de Eliseo, dijo este a su criado: “Pon la olla grande en el fuego y haz un guisado para los profetas.”


–No, nada –contestó Guehazí–. Pero mi amo me ha enviado a decirte que acaban de llegar dos profetas jóvenes, que vienen de los montes de Efraín, y te ruega que les des tres mil monedas de plata y dos mudas de ropa.


Un día, los profetas dijeron a Eliseo: –Mira, el lugar donde vivimos contigo es demasiado estrecho para nosotros.


El profeta Eliseo llamó a uno del grupo de los profetas y le dijo: –Prepárate para salir. Toma este frasco de aceite y ve a Ramot de Galaad;


Yo y los hijos que me dio el Señor somos señales milagrosas para Israel, puestas por el Señor todopoderoso que vive en el monte Sión.


Pero Amós le contestó: –Yo no soy profeta ni pretendo serlo. Me gano la vida cuidando ovejas y recogiendo higos silvestres;


“Yo soy judío. Nací en Tarso de Cilicia, aunque me crié aquí en Jerusalén, y estudié bajo la dirección de Gamaliel, muy de acuerdo con la ley de nuestros antepasados. Siempre he procurado servir a Dios con todo mi corazón, así como todos vosotros lo hacéis hoy en día.


El Señor ama a su pueblo, protege a los que se consagran a él; ellos se rinden a sus pies y reciben órdenes suyas.


Después llegarás a Guibeá de Dios, donde hay una guarnición filistea. Al entrar en la ciudad te encontrarás con un grupo de profetas en trance, que bajan del santuario. Delante de ellos irá gente tocando salterios, panderos, flautas y arpas.


envió unos hombres a que lo apresaran. Al llegar, los hombres de Saúl vieron a un grupo de profetas en trance, a los que dirigía Samuel. De pronto, el espíritu de Dios se apoderó de los hombres de Saúl, y también ellos cayeron en trance profético.


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