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2 Corintios 6:5 - Dios Habla Hoy Versión Española

5 los azotes, las prisiones, los alborotos, el trabajo duro, los desvelos y el hambre.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Fuimos golpeados, encarcelados, enfrentamos a turbas enfurecidas, trabajamos hasta quedar exhaustos, aguantamos noches sin dormir y pasamos hambre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 los azotes, las detenciones, las oposiciones violentas, las fatigas, las noches sin dormir y los días sin comer.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 en azotes, en cárceles,° en tumultos, en trabajos fatigosos, en desvelos, en días sin comer,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 en palizas, en cárceles, en tumultos, en fatigas, en desvelos, en ayunos;

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2 Corintios 6:5
48 Referans Kwoze  

He pasado trabajos y dificultades; muchas veces me he quedado sin dormir; he padecido hambre y sed; a menudo no he comido, y he sufrido por el frío y la desnudez.


Pero esto llenó de envidia a los judíos que no creían, quienes, habiendo reunido a unos malvados que andaban ociosos por la calle, alborotaron y perturbaron la ciudad. Llegaron a la casa de Jasón buscando a Pablo y Silas, para sacarlos y entregarlos al pueblo;


No tengas miedo de lo que vas a sufrir; pues el diablo meterá en la cárcel a algunos de vosotros para que todos seáis puestos a prueba, y tendréis que sufrir durante diez días. Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la vida como premio.


Sabed que nuestro hermano Timoteo está ya en libertad. Si llega pronto, le llevaré conmigo cuando vaya a veros.


Obedeced a vuestros dirigentes y someteos a ellos, porque cuidan sin descanso de vosotros, sabiendo que tienen que rendir cuentas a Dios. Procurad hacerles el trabajo agradable y no penoso, pues de lo contrario no sería de ningún provecho para vosotros.


Otros sufrieron burlas y azotes, y hasta cadenas y cárceles.


Pero tú conserva siempre el buen juicio, soporta los sufrimientos, dedícate a anunciar el evangelio, cumple bien con tu trabajo.


Y por este evangelio soporto sufrimientos; incluso el estar encadenado como un criminal. ¡Pero la palabra de Dios no está encadenada!


No te avergüences, pues, de dar testimonio a favor de nuestro Señor, ni tampoco te avergüences de mí, preso por causa suya. Antes bien, con las fuerzas que Dios te da, acepta tu parte en los sufrimientos por causa del evangelio.


Por eso mismo trabajamos y luchamos, porque hemos puesto nuestra esperanza en el Dios viviente, que es el salvador de todos y especialmente de los que creen.


Hermanos, acordaos de cómo trabajábamos y luchábamos para ganarnos la vida. Trabajábamos día y noche a fin de no ser una carga para ninguno de vosotros, y entre tanto os anunciábamos el evangelio de Dios.


Toda la gente de palacio, y todos los demás, saben que estoy preso por seguir a Cristo.


Por esta razón, yo, Pablo, estoy preso por causa de Cristo Jesús para bien de los que no sois judíos.


Pero soy lo que soy porque Dios fue bueno conmigo y su bondad no ha resultado en vano. Al contrario, he trabajado más que todos ellos; aunque no he sido yo, sino Dios, que en su bondad me ha ayudado.


Por tanto, no os neguéis el uno al otro, a no ser que os pongáis de acuerdo en no juntaros por algún tiempo para dedicaros a la oración. Después debéis volver a juntaros, no sea que, por no poder dominaros, Satanás os haga pecar.


Hasta hoy mismo no hemos dejado de sufrir hambre, sed y desnudez; la gente nos maltrata, no tenemos hogar propio


Pablo permaneció dos años enteros en la casa que tenía alquilada, donde recibía a cuantos iban a verle.


–Pues por poco o por mucho –dijo Pablo–, quiera Dios que, no solamente tú, rey Agripa, sino también todos los que hoy me están escuchando, lleguen a ser como yo, aunque sin estas cadenas.


y así lo hice en Jerusalén. Con la autorización de los jefes de los sacerdotes, metí en la cárcel a muchos de los creyentes; y cuando los mataban, yo estaba de acuerdo.


Después de dos años Félix dejó de ser gobernador, y en su lugar entró Porcio Festo. Y como Félix quería quedar bien con los judíos, dejó preso a Pablo.


le dijo: –Te oiré cuando vengan los que te acusan. Luego dio orden de ponerle bajo vigilancia en el palacio de Herodes.


Como el alboroto era cada vez mayor, el comandante tuvo miedo de que hicieran pedazos a Pablo, por lo cual mandó llamar a unos soldados para sacarlo de allí y llevarle otra vez al cuartel.


Estad alerta y recordad que durante tres años no dejé de aconsejar día y noche, con lágrimas, a cada uno de vosotros.


También nombraron ancianos en cada iglesia, y después de orar y ayunar los encomendaron al Señor en quien habían creído.


En esto llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que hicieron cambiar de parecer a la gente. Apedrearon a Pablo, y creyendo que le habían matado lo arrastraron fuera del pueblo.


Entonces, después de orar y ayunar, les impusieron las manos y los despidieron.


y apresaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública.


Envió, pues, a que cortaran la cabeza a Juan en la cárcel.


Es que Herodes había hecho apresar a Juan, y lo había encadenado en la cárcel. Fue a causa de Herodías, esposa de su hermano Filipo,


Jesús les contestó: –¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.


“A ti, hombre, yo te he puesto de centinela para el pueblo de Israel. Cuando yo te comunique algún mensaje, deberás anunciárselo de mi parte, para que estén advertidos.


Entonces ellos se apoderaron de Jeremías y lo metieron en la cisterna del príncipe Malquías, que se encontraba en el patio de la guardia. Lo bajaron con sogas a la cisterna, donde no había agua, sino lodo, y Jeremías se hundió en él.


Todavía estaba preso Jeremías en el patio de la guardia, cuando el Señor se dirigió a él de nuevo y le dijo:


Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, y por sus heridas alcanzamos la salud.


Entonces Asá se enfureció de tal manera contra el profeta, que lo mandó encarcelar. También en aquel tiempo trató brutalmente a algunos del pueblo.


Decidles que yo ordeno meterle en la cárcel y tenerle a ración corta de pan y agua, hasta que yo regrese sano y salvo.


En ningún caso se aplicarán más de cuarenta azotes, para evitar que aquel compatriota sufra un castigo demasiado duro y se sienta humillado ante vosotros.


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