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1 Samuel 24:8 - Dios Habla Hoy Versión Española

8 Pero en seguida salió también David de la cueva, gritando tras él: –¡Majestad, Majestad! Saúl miró hacia atrás, y David, inclinándose hasta el suelo en señal de reverencia,

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Biblia Reina Valera 1960

8 También David se levantó después, y saliendo de la cueva dio voces detrás de Saúl, diciendo: ¡Mi señor el rey! Y cuando Saúl miró hacia atrás, David inclinó su rostro a tierra, e hizo reverencia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 David salió y le gritó: —¡Mi señor el rey! Cuando Saúl miró hacia atrás, David se inclinó hasta el suelo delante de él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Y mediante esas palabras David impidió que sus hombres se lanzaran contra Saúl. David se paró y fue a cortar suavemente un trozo del manto de Saúl,

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Enseguida se levantó también David, y saliendo de la cueva dio voces tras Saúl, diciendo: ¡Oh rey señor mío! Y mirando Saúl tras de sí, David inclinó su rostro a tierra y se postró.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Y con estas palabras contuvo a sus hombres y no les permitió que se arrojaran sobre Saúl. Saúl se levantó, salió de la cueva y siguió su camino.

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1 Samuel 24:8
11 Referans Kwoze  

Entonces Abram se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, mientras Dios seguía diciéndole:


Betsabé se inclinó ante el rey hasta tocar el suelo con la frente, y exclamó: –¡Viva para siempre mi señor, el rey David!


“Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios.


Dad a cada uno lo que le corresponde. A quien debáis pagar contribuciones, pagádselas; a quien debáis pagar impuestos, pagádselos; a quien debáis respeto, respetadlo; a quien debáis estimación, estimadlo.


Dad a todos el debido respeto. Amad a los hermanos, reverenciad a Dios, respetad al emperador.


En cuanto el criado se fue, David salió de detrás del montón de piedras, y ya ante Jonatán se inclinó tres veces hasta tocar el suelo con la frente. Luego se besaron y lloraron juntos hasta que David se desahogó.


De este modo refrenó David a sus hombres y no les permitió atacar a Saúl, el cual salió de la cueva y siguió su camino.


le dijo: –¿Por qué hace caso Su Majestad a quienes le dicen que yo busco su mal?


Saúl, reconociendo la voz de David, exclamó: –¡Pero si eres tú, David, hijo mío, quien me habla! David contestó: –Sí, Majestad, soy yo.


–¿Qué aspecto tiene? –preguntó Saúl. –Es un hombre anciano, vestido con una capa –respondió ella. Saúl comprendió en seguida que era Samuel, y se inclinó hasta tocar el suelo con la frente.


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