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Sofonías 1:18 - Biblia Castilian 2003

18 Ni su plata ni su oro podrán salvarlos en el d a de la ira de Yahveh. Por el fuego de su celo será devorada toda la tierra, porque él aniquilará de modo repentino y terrible a todos los habitantes de la tierra.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Ni su plata ni su oro los salvará en el día de la ira del Señor. Pues toda la tierra será devorada por el fuego de su celo. Él dará un final aterrador a toda la gente de la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Ni su oro ni su plata los lograrán salvar cuando estalle la cólera de Dios y consuma en el fuego de su celo al país de Judá y destruya sin dejar rastro siquiera a todos los que habitan esa tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de YHVH, cuando el fuego de su celo consuma toda la tierra, porque de cierto exterminará repentinamente a todos los habitantes de la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Ni su plata ni su oro podrán salvarlos en el día de la ira de Yahveh. Por el fuego de su celo será devorada toda la tierra, porque él aniquilará de modo repentino y terrible a todos los habitantes de la tierra.

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Sofonías 1:18
40 Referans Kwoze  

y dijo: 'Voy a barrer de la faz de la tierra al hombre que he creado, desde el hombre hasta los animales domésticos, y hasta los reptiles, y las aves del cielo, pues me pesa de haberlos hecho'.


Judá hizo el mal ante los ojos de Yahveh. Provocaron su enojo más aún que lo hicieran sus padres con los pecados que cometieron,


Que el malvado es quien se libra en el d a del desastre, quien se salva en el d a del furor.


o con los pr ncipes que poseen oro y llenan de plata sus mansiones.


Con sus altos sagrados lo irritaron y le dieron celos con sus dolos.


¿Hasta cuándo, Se or, será tu enojo? ¿Para siempre? ¿Arderá tu furor igual que el fuego?


Vanas son las riquezas el d a de la cólera; sólo la justicia libra de la muerte.


La fortuna del rico es su ciudadela: la tiene por muralla inexpugnable.


Por eso - oráculo del Se or, Yahveh Sebaot, el Fuerte de Israel -¡ah!, tomaré satisfacción de mis adversarios, me vengaré de mis enemigos.


La Luz de Israel será fuego, y su Santo una llama, que abrasará y devorará sus zarzas y, en un solo d a, sus abrojos,


¿Qué haréis el d a del castigo, ante el desastre que llega de lejos? ¿A quién acudiréis en busca de auxilio y dónde dejaréis vuestra riqueza?


Por eso, as dice el Se or Yahveh: mirad que mi ira y mi furor se va a volcar en este lugar sobre los hombres y sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra; y arderá sin apagarse'.


Haré desaparecer de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén el grito de gozo y el grito de alegr a, el canto del esposo y el canto de la esposa; pues el pa s será un desierto'.


¿Quién es tan sabio que entienda esto? ¿A quién habló la boca de Yahveh, que pueda explicarlo? ¿Por qué el pa s se ha perdido, está abrasado como el desierto, sin que nadie pase?


Te aplicaré los castigos de las adúlteras y de las homicidas y te haré v ctima de mi furor y de mi celo.


Haré de ti el blanco de mi celo, y te tratarán con furor; te arrancarán la nariz y las orejas, y tu prole caerá a espada; tomarán a tus hijos y a tus hijas y tu prole será devorada por el fuego.


La violencia reemplaza al cetro imp o, nada quedará de ellos, llegará sin tardanza y sin tumulto.


Tirarán su plata en las calles, y su oro servirá de estiércol. Ni su plata ni su oro podrán salvarlos en el d a de la ira de Yahveh. No saciarán su apetito ni llenarán su vientre, porque fueron ocasión de su pecado.


As dice el Se or Yahveh: '¡Desastre único! ¡Ya llega el desastre!


¡Gemid, habitantes del Mortero, porque han sido aniquilados los cananeos, exterminados todos los que pesan la plata!


D a de ira será aquél, d a de angustia y de congoja, d a de calamidad y de miseria, d a de tinieblas y de oscuridad, d a de nublado y de lobreguez,


antes que el viento os disperse como tamo de un d a; antes que venga sobre vosotros la ira furibunda de Yahveh; antes que venga sobre vosotros el d a de la ira del Se or.


Por eso, esperadme - oráculo de Yahveh - el d a en que me levante para dar testimonio, pues he decidido reunir a las naciones, congregar a los reinos, para derramar sobre ellos mi cólera, todo el ardor de mi ira: por el fuego de mi celo será devorada toda la tierra.


Porque, ¿qué provecho sacará un hombre con ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué dará un hombre a cambio de su vida?


¿O es que vamos a provocar a celos al Se or? ¿Somos acaso más fuertes que Él?


Ese mismo d a se encenderá mi cólera contra él; los abandonaré y esconderé de ellos mi rostro; será presa que se devora; los alcanzarán muchos males y aflicciones. Y entonces pensará: '¿No será porque mi Dios no está en medio de m por lo que me han alcanzado estos males? '


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