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Salmos 85:8 - Biblia Castilian 2003

8 Concédenos, Se or, ver tus favores y regálanos tu liberación.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Escucharé lo que hablará Jehová Dios; Porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, Para que no se vuelvan a la locura.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Presto mucha atención a lo que dice Dios el Señor, pues él da palabras de paz a su pueblo fiel. Pero no le permitas volver a sus necios caminos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Quiero escuchar lo que dice el Señor, pues Dios habla de paz a su pueblo y a sus servidores, con tal que en su locura no recaigan.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Escucharé lo que dirá Ha-’El; YHVH hablará de paz a su pueblo y a sus santos, Para que no vuelvan a la insensatez.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Concédenos, Señor, ver tus favores y regálanos tu liberación.

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Salmos 85:8
29 Referans Kwoze  

Cuando los hijos de Jacob regresaron del campo y supieron lo acaecido se indignaron y montaron en cólera, porque se hab a cometido una infamia en Israel: haberse acostado uno con una hija de Jacob, cosa que no se deb a hacer.


Pero contigo está el perdón y as te haces temer.


El Se or presta a su pueblo fortaleza y le bendice con la paz.


'Congregad en mi presencia a mis devotos que con un sacrificio hicieron conmigo un pacto'.


Manzanas de oro en bandeja de plata: as son las palabras dichas a tiempo.


Aunque machaques al necio en el mortero con la maza de moler el grano, no se apartará de él su necedad.


pondré este cántico en sus labios: paz, paz para el lejano y para el cercano, - dice Yahveh -. Yo lo sanaré'.


Yo estaré de centinela en mi puesto, a pie firme en mi torre, estaré atento a ver lo que me dice, a ver qué responde a mi querella.


La gloria de este segundo templo será mayor que la del primero - dice Yahveh Sebaot -, y en este lugar daré la paz' - oráculo de Yahveh Sebaot -.


Destruirá de Efra n los carros, y de Jerusalén los caballos; quebrará los arcos de guerra, anunciará a las naciones la paz. De mar a mar se extenderán sus dominios, desde el R o hasta los confines de la tierra.


'La paz os dejo, mi paz os doy: no como el mundo la da, la doy yo. No se turbe vuestro corazón ni sienta miedo.


Cuando llegó la noche de aquel mismo d a, el primero de la semana, y estando bien cerradas, por miedo de los jud os, las puertas del lugar donde se encontraban los disc pulos, llegó Jesús, se pone delante y les dice: 'Paz a vosotros'.


Ocho d as después, estaban otra vez sus disc pulos dentro, y Tomás con ellos. Estando bien cerradas las puertas, llega Jesús, se pone delante y les dice: 'Paz a vosotros'.


Después, Jesús lo encuentra en el templo y le dice: 'Ya quedaste sano; no peques más, para que no te suceda algo peor'.


Ella respondió: 'Nadie, Se or'. D jole Jesús: 'Pues tampoco yo te condeno; vete, y desde ahora en adelante no peques más'.]


Éste es el mensaje que ha enviado a los hijos de Israel anunciando el evangelio de paz por medio de Jesucristo. Él es Se or de todos.


Para vosotros, en primer lugar, ha suscitado Dios a su siervo y lo ha enviado para bendeciros, a condición de que cada uno se aparte de sus maldades.'


pero ahora, que conocéis a Dios, o mejor, que sois conocidos por Dios, ¿cómo volvéis de nuevo a los débiles y pobres elementos, a los que de nuevo queréis esclavizaros?


Vino y anunció paz a vosotros, los lejanos, y paz a los cercanos;


Que el Se or de la paz os dé la paz siempre y en todo. El Se or sea con todos vosotros.


Sin embargo, el sólido cimiento de Dios permanece firme y tiene sellada esta inscripción: El Se or conoce a los suyos; y esta otra: apártese de la maldad todo el que invoca el nombre del Se or.


Cuidad de no eludir al que os habla, pues si aquellos que elud an al que daba órdenes sobre la tierra no escaparon al castigo, menos escaparemos nosotros si volvemos la espalda al que da órdenes desde el cielo.


Yo, a los que amo, los reprendo y castigo. ¡An mate, pues, y conviértete!


Que mi se or no preste atención a un hombre perverso como Nabal, porque él es lo que su nombre significa: se llama Nabal y es realmente un insensato. Pero yo, tu sierva, no vi a los jóvenes que tú, mi se or, enviaste.


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