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Salmos 82:8 - Biblia Castilian 2003

8 Levántate, Se or, gobierna tú la tierra, pues las naciones todas son tu herencia.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Levántate, oh Dios, juzga la tierra; Porque tú heredarás todas las naciones.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Levántate, oh Dios, y juzga a la tierra, porque todas las naciones te pertenecen.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Oh Dios, ponte de pie, juzga la tierra, pues tú dominas todas las naciones.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 ¡Levántate, oh ’Elohim, y juzga la tierra, Porque Tú eres el dueño de todas las naciones!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Levántate, Señor, gobierna tú la tierra, pues las naciones todas son tu herencia.

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Salmos 82:8
14 Referans Kwoze  

Pero tú, Se or, permaneces para siempre, por todas las edades tu memoria.


los que dicen: 'Nuestra lengua es nuestro fuerte, los labios nos asisten, ¿quién será nuestro due o?'.


P deme y te daré por herencia las naciones, por posesión los confines de la tierra.


Recordarán y volverán hacia el Se or todos los confines de la tierra: ante él se postrarán las familias todas de las gentes.


Nuestra vida está postrada hasta el polvo, nuestro vientre, pegando con el suelo.


que el enemigo me acose y que me alcance, que me arrastre por los suelos y eche a rodar mi honor por tierra. Selah


cuando Dios se levanta a hacer justicia, a salvar a los afligidos de la tierra. Selah


Levántate, el que gobiernas en la tierra, da su merecido a los soberbios.


delante del Se or que hace su entrada, que viene, cierto, a gobernar la tierra. Él regirá con la justicia el orbe, con su fidelidad a las naciones.


¡Despierta, despierta, v stete de fuerza, brazo de Yahveh! ¡Despierta como en los d as de anta o, como en las generaciones antiguas! ¿No fuiste tú quien hendió a Ráhab, quien traspasó al dragón?


Desapareció de la tierra el piadoso, no queda un justo entre los hombres: todos acechan para derramar sangre, unos a otros se tienden redes,


Pero yo fijaré mi vista en Yahveh, esperaré en el Dios de mi salvación: mi Dios me escuchará.


Por eso, esperadme - oráculo de Yahveh - el d a en que me levante para dar testimonio, pues he decidido reunir a las naciones, congregar a los reinos, para derramar sobre ellos mi cólera, todo el ardor de mi ira: por el fuego de mi celo será devorada toda la tierra.


Tocó el séptimo ángel. Y hubo grandes voces en el cielo que dec an: 'El reino del mundo ha pasado a nuestro Se or y a su Cristo. Él reinará por los siglos de los siglos'.


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