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Salmos 39:12 - Biblia Castilian 2003

12 En pena de sus culpas castigas al humano, corroes, como la ti a, su belleza: el hombre es sólo un soplo. Selah

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor. No calles ante mis lágrimas; Porque forastero soy para ti, Y advenedizo, como todos mis padres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 ¡Oh Señor, oye mi oración! ¡Escucha mis gritos de auxilio! No cierres los ojos ante mis lágrimas. Pues soy tu invitado, un viajero de paso, igual que mis antepasados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Señor, escucha mi plegaria, presta oído a mis clamores, no permanezcas sordo a mis lágrimas, pues en tu casa soy un forastero y, como mis padres, peregrino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Escucha mi oración, oh YHVH, Y presta oído a mi clamor; No guardes silencio ante mis lágrimas, Porque he llegado a ser un extraño para ti, Un forastero, como todos mis padres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 En pena de sus culpas castigas al humano, corroes, como la tiña, su belleza: el hombre es sólo un soplo. Selah

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Salmos 39:12
19 Referans Kwoze  

Abrahán residió por mucho tiempo en el pa s de los filisteos.


Contestó Jacob al Faraón: 'Ciento treinta han sido los a os de mis andanzas. Pocos y malos han sido los d as de los a os de mi vida, y no han alcanzado los a os de la vida de las andanzas de mis padres'.


Puede ser que Yahveh considere mi aflicción y me devuelva su bondad a cambio de las maldiciones de hoy'.


'Vuelve y di a Ezequ as, pr ncipe de mi pueblo: as habla Yahveh, Dios de David, tu antepasado: 'He o do tu oración y he visto tus lágrimas. Voy, pues, a curarte, de suerte que dentro de tres d as podrás subir al templo de Yahveh.


Emigrantes y extranjeros somos delante de ti, como lo fueron todos nuestros padres. Como sombra pasan nuestros d as sobre la tierra, y no hay esperanza.


Mi vida se consume como le o en carcoma, como vestido que devora la polilla.


¡Llegue hasta Dios mi plegaria, lloren mis ojos en su presencia!


Oración del afligido cuando, desfalleciente, derrama su queja delante del Se or.


Cuando lazos de muerte me acordonan y angustias de seol me dan alcance, cuando me hallo en pesar y en aflicción,


Yo soy un peregrino por el mundo: no me ocultes tus preceptos.


Tus preceptos me son como cantares en la casa en que habito.


¿Tendrán de su maldad una evasión? A la furia de los pueblos arrójalos, oh Dios.


Nuestros d as se van todos, en tu enojo fenecemos. Nuestros a os son lo mismo que un suspiro.


'La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra es m a, y vosotros sois para m forasteros y huéspedes que viv s conmigo.


Por lo tanto, siempre tenemos ánimo y sabemos que, mientras estamos domiciliados en el cuerpo, estamos exiliados lejos del Se or;


Todos éstos murieron dentro de la fe, sin haber recibido las cosas prometidas, sino viéndolas y saludándolas desde lejos, y confesando que eran extranjeros y forasteros sobre la tierra.


Cristo, en los d as de su vida mortal, presentó, a gritos y con lágrimas, oraciones y súplicas al que pod a salvarlo de la muerte, y fue escuchado en atención a su piedad reverencial.


Y si invocáis como Padre al que juzga imparcialmente a cada uno según sus obras, conduc os con temor en el tiempo de vuestra peregrinación,


Queridos hermanos, os exhorto a que, como extranjeros y peregrinos, os abstengáis de los deseos puramente humanos que combaten contra el alma.


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