Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Salmos 32:4 - Biblia Castilian 2003

4 mientras tuve tu mano pesando d a y noche sobre m, mi humor se consum a en ardores de verano. Selah

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Día y noche tu mano de disciplina pesaba sobre mí; mi fuerza se evaporó como agua al calor del verano. Interludio

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Tu mano día y noche pesaba sobre mí, mi corazón se transformó en rastrojo en pleno calor del verano.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

4 Porque de día y de noche tu mano se agravaba sobre mí, Hasta que mi vigor se convirtió en sequedades de verano. Selah

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 mientras tuve tu mano pesando día y noche sobre mí, mi humor se consumía en ardores de verano. Selah

Gade chapit la Kopi




Salmos 32:4
15 Referans Kwoze  

Tenga defensa un hombre ante Dios, como un mortal defiende a su prójimo,


La piel se me ha renegrido, los huesos me arden de fiebre.


No te infundiré terror, ni mi mano se hará pesada sobre ti.


Como el agua me disuelvo, todos mis huesos se dislocan; mi corazón es como cera que se derrite en mis entra as.


Más negro es hoy su rostro que el holl n; Jet nadie los reconoce por las calles. Su piel se ha pegado a sus huesos, seca está como madera.


Nuestra piel abrasa como un horno por los ardores del hambre.


¿ibais a esperar vosotras hasta que fueran mayores, y por ellos ibais a renunciar a tomar marido ahora? No, hijas m as; siento demasiada compasión por vosotras, porque la mano de Yahveh se ha desatado contra m '.


Convocaron entonces a todos los pr ncipes de los filisteos y les dijeron: 'Devolved el arca del Dios de Israel; que vuelva a su sitio, y no nos mate a nosotros y a nuestro pueblo'. Hab a un pánico de muerte en toda la ciudad, pues la mano de Dios pesaba duramente sobre ella.


Pero apenas trasladada, la mano de Yahveh se dejó sentir sobre la ciudad provocando una gran conmoción: los habitantes de la ciudad, peque os y grandes, fueron castigados con tumores.


Fijaos bien: si toma el camino de su pa s y sube hacia Bet Semes, es Yahveh quien nos ha tra do esta gran calamidad; en caso contrario, sabremos que no fue su mano la que nos hirió, sino que esto nos ha sucedido por casualidad'.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite