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Salmos 32:3 - Biblia Castilian 2003

3 Mientras quise callar, mis huesos se gastaban en llanto todo el d a;

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Mientras me negué a confesar mi pecado, mi cuerpo se consumió, y gemía todo el día.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Hasta que no lo confesaba, se consumían mis huesos, gimiendo todo el día.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Mientras callé, se consumieron mis huesos, En mi gemir todo el día.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Mientras quise callar, mis huesos se gastaban en llanto todo el día;

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Salmos 32:3
26 Referans Kwoze  

Pasado el luto, mandó David traerla a su casa y la tomó por esposa. Ella le dio a luz un hijo. Pero la acción de David resultó desagradable a los ojos de Yahveh.


Mis suspiros me sirven de alimento y como el agua se derraman mis gemidos,


De noche siento los huesos taladrados, no descansan las llagas que me devoran.


La piel se me ha renegrido, los huesos me arden de fiebre.


Del director. Sobre 'la cierva de la aurora'. Salmo. De David.


Tus flechas han ca do sobre m y se ha bajado contra m tu mano.


Mis ri ones están enfebrecidos no hay en mi carne parte sana.


Tú quieres la verdad en lo profundo y me ense as saber, en lo secreto.


Ah Se or, no me corrijas en tu enojo y en tu furor no me reprendas.


Corazón alegre procura remedio, esp ritu abatido reseca los huesos.


Quien encubre sus faltas no tiene dicha; quien las confiesa y se enmienda, logrará piedad.


Tus hijos yacen desmayados, en todas las bocacalles, como ant lope en la red, repleto del furor de Yahveh, de la increpación de tu Dios.


Por su pecado de avaricia me enojé, lo her, escondiéndome, enojado; él segu a obstinado su camino preferido;


Gru imos como los osos todos nosotros, y como las palomas sin cesar arrullamos. Esperábamos la justicia: y ¡nada!; la salvación: y está lejos de nosotros.


Desterrada está Judá, en aflicción Gu mel y dura servidumbre; dispersa entre las naciones, no encuentra reposo. Le dieron alcance sus perseguidores, la cercaron de angustias.


Consumió mi carne y mi piel, Bet quebrantó mis huesos.


Aun cuando grito y pido auxilio, cierra el paso a mi oración.


No me invocan con su corazón, cuando gimen en sus lechos; por el trigo y el mosto se hacen incisiones, se rebelan contra m.


Recogieron luego sus huesos y los sepultaron bajo el tamarisco de Yabés; y ayunaron durante siete d as.


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