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Salmos 30:1 - Biblia Castilian 2003

1 Salmo; canto de la dedicación del templo. De David.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Te glorificaré, oh Jehová, porque me has exaltado, Y no permitiste que mis enemigos se alegraran de mí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Te exaltaré, Señor, porque me rescataste; no permitiste que mis enemigos triunfaran sobre mí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Te alabaré, Señor, porque me has levantado y muy poco se han reído mis contrarios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Cántico para la dedicación de la Casa.° Salmo de David. Te glorifico oh YHVH, porque me has levantado, Y no has dejado que mis enemigos se alegren de mí.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Salmo; canto de la dedicación del templo. De David.

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Salmos 30:1
24 Referans Kwoze  

Entró luego David en su palacio de Jerusalén. Tomó el rey las diez concubinas que hab a dejado al cuidado del palacio y las puso bajo custodia. Proveyó su sustento, pero ya no se acercó más a ellas. Quedaron, pues, ellas recluidas hasta el d a de su muerte como viudas de por vida.


Erigió all David un altar a Yahveh y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. Entonces atendió Yahveh las súplicas del pa s y la plaga se apartó de Israel.


Entonces Jirán, rey de Tiro, envió mensajeros a David con maderas de cedro, carpinteros y canteros que edificaron el palacio de David.


Cuando David se volvió para bendecir su casa, salió a su encuentro Mical, hija de Saúl, y le dijo: '¡Cómo se ha cubierto hoy de gloria el rey de Israel, desnudándose ante los ojos de las criadas de sus servidores como si fuera un cualquiera!'.


dijo el rey al profeta Natán: 'F jate que yo habito en un palacio de cedro, mientras el arca de Dios está bajo una tienda'.


Ofreció Salomón, como sacrificios de comunión en honor de Yahveh, veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. De este modo, el rey y todos los israelitas inauguraron el templo de Yahveh.


Pero no empadronó a Lev ni a Benjam n, porque a Joab le desagradaba la orden del rey.


Observa tú y atiéndeme, Se or, Dios m o; ilumina mis ojos, no me duerma en la muerte;


Se or y due o m o, mi auxilio poderoso, recubre mi cabeza el d a del combate;


Alabanza. De David. Yo te quiero ensalzar, mi Dios, el rey, quiero por siempre bendecir tu nombre,


en t, mi Dios, conf o. Que no sufra vergüenza, que no tengan en m mis enemigos motivo de alegr a.


Y con eso se yergue mi cabeza sobre el enemigo que me cerca. Ofreceré en su tienda sacrificios jubilosos, con cantos y salmodias al Se or.


Libera tú a tu pueblo, bendice a tu heredad, apaciéntalos y gu alos por siempre.


No se r an de m mis falaces enemigos, ni se gui en el ojo los que sin causa me aborrecen.


Pero tú, oh Se or, apiádate de m y ponme en pie, que pueda yo pagarles.


Con mi boca lo llamé, en mi lengua la alabanza.


¿Por qué habr an las gentes de decir: 'Dónde está su Dios?'. Que se deje sentir entre los pueblos, viéndolo nosotros, la venganza de la sangre derramada de siervos.


Nos hemos convertido en escarnio de vecinos, irrisión y ludibrio para los que nos rodean.


Contra ti batieron palmas Sámek cuantos pasaban por el camino; silbaron y movieron la cabeza contra la hija de Jerusalén: '¿Es ésta la ciudad que llamaban primor de hermosura, delicia de toda la tierra?'.


Luego, los escribas hablarán al pueblo, diciéndole: '¿Hay alguno que haya construido una casa nueva y no la haya estrenado todav a? Que se vaya y vuelva a su casa; no sea que perezca en el combate y sea otro el que la estrene.


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