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Salmos 27:1 - Biblia Castilian 2003

1 De David. El Se or es mi luz y mi socorro, ¿de quién he de temer? El Se or es el alcázar de mi vida, ¿de quién he de temblar?

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 El Señor es mi luz y mi salvación, entonces ¿por qué habría de temer? El Señor es mi fortaleza y me protege del peligro, entonces ¿por qué habría de temblar?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer? Amparo de mi vida es el Señor, ¿ante quién temblaré?

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 De David. YHVH es mi luz y mi salvación, ¿De quién temeré? YHVH es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 De David. El Señor es mi luz y mi socorro, ¿de quién he de temer? El Señor es el alcázar de mi vida, ¿de quién he de temblar?

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Salmos 27:1
45 Referans Kwoze  

cuando sobre mi cabeza luc a su antorcha y su resplandor me guiaba en las tinieblas;


Del director. De David. Al Se or yo me acojo, ¿cómo osáis aún decirme: 'Vuela al monte como el ave?'.


Te doy gracias por haberme respondido, por haberme hecho triunfar.


El Se or está conmigo: no tengo que temer, ¿qué puede hacerme el hombre?


Tú, en efecto, redimes al humilde y humillas a los de ojos altaneros.


Tú mantienes mi lámpara encendida, el Se or ilumina mis tinieblas.


Los hijos de extranjeros se desmayan y salen temblorosos de sus fuertes.


Que te sean aceptos los dichos de mi boca y mi meditación. Tú, Se or, eres mi roca, tú, mi redentor.


Levántate, Se or, libérame, Dios m o, pues tú eres quien hiere a mi enemigo en la mejilla y quebranta los dientes del imp o.


Tú eres, en verdad, mi divino refugio. ¿Por qué, pues, me rechazas? ¿Por qué tendré que andar sombr o, con la opresión del adversario?


Tan sólo en el Se or mi alma halla reposo, de él viene mi victoria,


Busca sólo en Dios reposo, alma m a: él es en quien yo espero;


En tus atrios un d a vale mil: yo prefiero estar en la puerta de la casa del Se or, que habitar en las tiendas del imp o.


Yah es mi fuerza y objeto de mi canto; él ha sido salvación para m. Él es mi Dios, y yo lo alabaré; es el Dios de mi padre, y lo ensalzaré.


Mirad al Dios de mi salvación: conf o y no temo, que mi fuerza y mi canto es Yahveh y él es mi salvación'.


¡Casa de Jacob, venid y caminemos a la luz de Yahveh!


diciendo: 'Sólo en Yahveh están los actos justos y la fuerza''. A Él vendrán avergonzados todos los que se irritaban contra Él.


Con inmenso gozo me gozaré en Yahveh; exulta mi alma en mi Dios, pues me vistió con ropas de salvación, con manto de justicia me cubrió, como el novio se coloca la corona y como la novia se adorna con sus joyas.


Pero Yahveh está conmigo como guerrero potente, por eso mis perseguidores tropezarán y nada podrán; están totalmente avergonzados porque nada consiguen: ignominia eterna que no podrá olvidarse.


Pero él les dice: '¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?'. Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar y sobrevino una gran calma.


porque vieron mis ojos tu salvación,


Porque todos han de ver la salvación de Dios.


La Palabra era la luz verdadera que, llegando a este mundo, ilumina a todo hombre.


Jesús les habló de nuevo: 'Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no andará en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida'.


¿Qué más decir? Si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros?


Pero él me dijo: 'Te basta mi gracia; pues mi poder se manifiesta en la flaqueza'. Muy a gusto, pues, me gloriaré de mis flaquezas, para que en m resida el poder de Cristo.


no les temas; acuérdate de lo que Yahveh, tu Dios, hizo al Faraón y a todo Egipto:


No tiembles ante ellos, porque en medio de ti está Yahveh, tu Dios, el Dios grande y terrible.


Todo lo puedo en aquel que me da fuerzas.


Y as, nosotros podemos confiadamente decir: El Se or es quien me ayuda; nada temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?


La ciudad no necesita del sol ni de la luna para que la iluminen, porque la ilumina la gloria de Dios y su lámpara es el Cordero.


Ya no habrá noche, y no necesitan luz de lámpara ni luz de sol, porque el Se or, Dios, los alumbrará y reinarán por los siglos de los siglos.


Y gritan con gran voz, diciendo: 'La salvación se debe a nuestro Dios, al que está sentado en el trono, y al Cordero'.


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