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Salmos 12:1 - Biblia Castilian 2003

1 Del director, con el octacordio. Salmo. De David.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Auxilio, oh Señor, porque los justos desaparecen con rapidez! ¡Los fieles se han esfumado de la tierra!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Interviene, Señor, porque ya no hay hombres buenos ni se encuentran ya hombres leales.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Al director del coro. En sheminit.° Salmo de David. ¡Salva, oh YHVH, porque se están acabando los piadosos! Porque han desaparecido los leales entre los hijos del hombre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Del director, con el octacordio. Salmo. De David.

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Salmos 12:1
18 Referans Kwoze  

Miró Dios a la tierra, y vio que estaba corrompida, porque toda carne hab a corrompido su camino sobre la tierra.


Matit as, Eliflehú, Migneyas, Obededón, Yeiel y Azar as tocaban c taras acordadas a la octava para dirigir el canto.


Yo no temo las populosas multitudes, apostadas, en torno, contra m.


Del director. Con instrumentos de cuerda. Maskil. De David.


Del director, con instrumentos de cuerda, sobre el octacordio. Salmo. De David.


mi vida languidece de temblor, y tú, Yahveh, ¿hasta cuándo?


Muchos hombres se proclaman amigos; pero un hombre fiel, ¿quién lo hallará?


Si Yahveh Sebaot no nos hubiera dejado un resto, ser amos como Sodoma, semejantes a Gomorra.


Perece el justo, y nadie hace caso. Se llevan a los hombres leales sin que nadie lo advierta. Por culpa del malvado se llevan al justo


No hay nadie que acuse con justicia, nadie que juzgue con sinceridad; se conf a en la nada, se dice lo vano, se concibe la pena, se da a luz la maldad.


Miré, y nadie me ayudaba, me asombré de que nadie me apoyase; entonces me salvó mi brazo, y fue mi furor el que me apoyó;


Recorred las calles de Jerusalén, mirad bien y comprobad, buscad por sus plazas a ver si encontráis a uno siquiera, a uno que practique la justicia, que busque la verdad, y la perdonaré.


Pero viendo el viento que hab a, tuvo miedo y, al comenzar a hundirse, lanzó un grito: '¡Se or, sálvame!'.


y con el crecer de la maldad, se enfriará el amor en muchos.


Se le acercaron y lo despertaron, diciendo: '¡Se or, sálvanos, que nos hundimos!'.


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