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Salmos 10:3 - Biblia Castilian 2003

3 El malvado se jacta en sus caprichos, (Mem) profiere maldición y desprecia al Se or.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Porque el malo se jacta del deseo de su alma, Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Pues hacen alarde de sus malos deseos; elogian al codicioso y maldicen al Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 El malvado se jacta de la avidez de su alma, el aprovechador maldice y desprecia al Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Porque el malo se jacta de lo que su alma ansía, Y el avaro maldice, y aborrece a YHVH.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Mem. El malvado se jacta en sus caprichos, profiere maldición y desprecia al Señor.

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Salmos 10:3
40 Referans Kwoze  

Organiza un ejército semejante al que has perdido, con tantos caballos y carros como aquéllos. Les daremos batalla en la llanura. ¿Y no vamos a ser más fuertes que ellos?'. Él escuchó estas razones y as lo hizo.


Yo no puse en el oro mi confianza ni llamé al oro fino: mi seguridad.


Abren ancha su boca contra m, para decir: '¡Ja, ja! Con nuestros ojos lo hemos visto'.


pues nada llevará cuando se muera ni su hacienda irá tras él.


¿Qué tendré que temer el d a de infortunio al cercarme de mal el insidioso?


ni resiste el soberbio tu presencia. Tú odias a los autores de maldad,


Del director. Maskil. De David.


Van, con lenguas arrogantes, provocando y jactándose todos los fautores de maldad.


Se dijo el enemigo: 'Yo los perseguiré, les daré alcance, repartiré despojos, mi esp ritu en ellos saciaré desenvainaré mi espada, mi mano los exterminará'.


Quien abandona la ley ensalza al malvado, quien observa la ley rompe con él.


Estas cosas he visto en los d as de mi vanidad: justos que perecen en su justicia y perversos que prolongan sus d as en la maldad.


¿A quién has escarnecido y ultrajado? ¿Contra quién elevaste la voz y alzaste, insolente, los ojos? ¡Contra el Santo de Israel!


Por su pecado de avaricia me enojé, lo her, escondiéndome, enojado; él segu a obstinado su camino preferido;


Pero tus ojos y tu corazón sólo piensan en tus ganancias, en derramar sangre inocente, en ejercer opresión y violencia.


Destruiré vuestros lugares altos, abatiré vuestras estelas solares, amontonaré vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros dolos, y mi alma sentirá hast o de vosotros.


¡Ay de quien acumula para su casa ganancia de sórdidos negocios, para poner su nido en la altura y esquivar el golpe del infortunio!


Entonces les dijo: 'Guardaos muy bien de toda avidez, porque no por estar uno en la abundancia los bienes que posee le garantizan la vida'.


Y diré a mi alma: alma m a, ya tienes muchos bienes almacenados para muchos a os; ahora descansa, come, bebe y pásalo bien'.


están repletos de toda suerte de perversión, de malicia, codicia y maldad; llenos de envidia, de homicidios, de ri as, fals a y mala entra a; son difamadores,


Los cuales, aun conociendo bien el veredicto de Dios, a saber, que los que practican tales cosas son reos de muerte, no sólo las hacen ellos mismos, sino que hasta aplauden a quienes las practican.


ni ladrones, ni avaros, ni borrachos, ni calumniadores, ni salteadores heredarán el reino de Dios.


Pues tened esto bien entendido: ningún lujurioso, ni impúdico, ni codicioso - lo que equivale a ser idólatra - tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.


Yahveh no querrá perdonarle, sino que se encenderá contra él la cólera y el celo de Yahveh; descargará sobre él todas las maldiciones escritas en este libro y Yahveh borrará su nombre de debajo del cielo.


Yahveh lo ha visto, y ha rechazado, lleno de ira, a sus hijos y a sus hijas.


Haced morir, pues, cuanto hay de terreno en vosotros: lujuria, impureza, pasión, deseo malo, y la sed de lucro, que es una idolatr a.


Y ahora vosotros, los que dec s: 'Hoy o ma ana iremos a tal ciudad y pasaremos all el a o. Haremos negocios y obtendremos ganancias'.


Pero ahora os jactáis de vuestras fanfarroner as. Toda esta jactancia es mala.


No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él;


Éste dijo a su madre: 'Los mil cien siclos de plata que te han sido hurtados y por los que lanzabas maldiciones que has hecho llegar a mis o dos, los tengo yo; yo los hab a tomado'. Dijo entonces su madre: '¡Bendito, tú, hijo m o, ante Yahveh!'.


Respondió Saúl: '¡Benditos seáis de Yahveh, pues os habéis compadecido de m !


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