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Proverbios 27:18 - Biblia Castilian 2003

18 El que guarda la higuera come su fruto, el que atiende a su se or será estimado.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

18 Quien cuida la higuera comerá su fruto, Y el que mira por los intereses de su señor, tendrá honra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Como a los que cuidan de la higuera se les permite comer del fruto, así serán recompensados los empleados que protegen los intereses de su patrón.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 El que cultiva a la higuera comerá de su fruto, el que cuida de su patrón recibirá un anticipo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Quien cuida la higuera comerá higos, Y el que custodia a su amo recibirá honores.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 El que guarda la higuera come su fruto, el que atiende a su señor será estimado.

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Proverbios 27:18
35 Referans Kwoze  

No escuchéis a Ezequ as, pues as habla el rey de Asiria: haced la paz conmigo, rend os a m, y cada uno comerá de su vi a y de su higuera y beberá agua de su pozo,


Pero Josafat dijo: '¿No hay aqu ningún profeta de Yahveh, para que por medio de él podamos consultar a Yahveh?'. Respondió uno de los servidores del rey de Israel: 'Está aqu está Eliseo, el hijo de Safat, el que vert a agua en las manos de El as'.


Después fue a presentarse a su se or y Eliseo le dijo: '¿De dónde vienes, Guejaz ?'. Respondió él: 'Tu siervo no ha ido a ninguna parte'.


Pero la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre'. Y salió de su presencia leproso, blanquezino como la nieve.


Tomó, pues, Amán el vestido y el caballo y vistió a Mardoqueo. Le hizo montar en la plaza de la ciudad y fue pregonando delante de él: 'As se debe hacer con el hombre a quien el rey se complace en honrar'.


Igual que ojos de siervo hacia la mano del Se or, como los ojos de la esclava hacia la mano de su due a, as nuestros ojos hacia el Se or Dios nuestro, hasta que él tenga piedad.


Se levantó Moisés con Josué, ayudante de Moisés, y subió Moisés al monte de Dios.


El siervo prudente se impone al hijo rufián: tendrá parte en la herencia con los hermanos.


¿Ves un hombre hábil en su oficio? Se pondrá al servicio de los reyes; no quedará entre la gente oscura.


El hierro con hierro se desbasta; y el hombre, en el trato con su prójimo.


Como en el agua se refleja el rostro, as el corazón de uno en el de otro.


Mi vi a, la que es m a, la retengo. Para ti, Salomón, los mil siclos, y da doscientos a los guardas.


No escuchéis a Ezequ as, pues as habla el rey de Asiria: 'Haced la paz conmigo, rend os a m, y cada uno comerá de su vi a y de su higuera y beberá agua de su pozo,


Mirad que os lo he dicho de antemano.


Dichoso aquel criado a quien su se or, al volver, lo encuentre cumpliendo su deber.


Pero no ha de ser as entre vosotros; al contrario, el que quiera ser grande entre vosotros, sea servidor vuestro,


Dichosos aquellos criados a quienes el se or, al volver, los encuentre velando. Os lo aseguro: él también se ce irá la cintura, los hará ponerse a la mesa y se acercará a servirles.


El Se or contestó: '¿Quién es el administrador fiel y sensato a quien el se or pondrá al frente de sus criados, para darles la ración de trigo a su debido tiempo?


Y le dijo: 'Muy bien, criado bueno. Puesto que has sido fiel en lo poco, tendrás el gobierno de diez ciudades'.


El que quiera servirme que me siga; y donde yo esté, all estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre'.


Apenas hubo desaparecido el ángel que le hablaba, cuando llamó a dos de sus servidores y a un soldado piadoso de los de su confianza,


El que planta y el que riega son una misma cosa; eso s, cada uno recibirá el salario a la medida de su trabajo.


¿No sabéis que los que se ocupan de las funciones sagradas comen de lo ofrecido en el templo, y que los que sirven en el altar participan de las ofrendas del altar?


¿Quién es el que se alista en un ejército a sus propias expensas? ¿Quién planta una vi a y no come de sus frutos? ¿Quién pastorea un reba o y no toma su leche?


Esclavos, obedeced en todo a vuestros amos en este mundo, no con un servicio hecho para ser vistos, como quien busca agradar a los hombres, sino con sencillez de corazón, por el temor del Se or.


El labrador que brega es el primero que tiene derecho a participar de los frutos.


Criados, someteos con todo respeto a los amos, no sólo a los buenos y comprensivos, sino también a los rigurosos.


A esto habéis sido llamados. Porque también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas.


Por eso, éste es el oráculo de Yahveh, Dios de Israel: yo hab a dicho que tu casa y la casa de tu padre caminar an en mi presencia por siempre. Pero ahora - oráculo de Yahveh -, ¡lejos de m tal cosa! Porque yo honro a los que me honran y desprecio a los que me desprecian.


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