Proverbios 23:26 - Biblia Castilian 2003

²⁶ Conf a en m, hijo m o; disfruten tus ojos en mis sendas.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

²⁶ Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos.

Biblia Nueva Traducción Viviente

²⁶ Oh, hijo mío, dame tu corazón; que tus ojos se deleiten en seguir mis caminos.

Biblia Católica (Latinoamericana)

²⁶ Atiéndeme, hijo mío, no pierdas de vista el camino que te indico.

La Biblia Textual 3a Edicion

²⁶ Dame, hijo mío, tu corazón, Y observen tus ojos mis caminos,

Biblia Serafín de Ausejo 1975

²⁶ Confía en mí, hijo mío; disfruten tus ojos en mis sendas.

Proverbios 23:26 Referans Kwoze

Salmos 1:2

sino que en la ley divina se complace y sobre ella medita, d a y noche.

Salmos 107:43

Quien sea sabio lo tendrá presente y entenderá las gestas del Se or.

Salmos 119:2

dichosos quienes observan sus avisos y lo buscan con todo el corazón,

Salmos 119:24

yo tengo en tus avisos mis delicias, y ellos son mis consejeros.

Proverbios 3:1

Hijo m o, no olvides mis ense anzas y guarda mis preceptos en tu corazón,

Proverbios 4:23

Por encima de todo, vigila tu corazón, porque de él procede la vida.

Proverbios 4:4

Él me ense aba y me dec a: 'Retenga tu corazón mis palabras', guarda mis preceptos y vivirás,

Oseas 14:9

Efra n, ¿qué tiene ya que ver con los dolos? Yo lo escucho y lo protejo. Soy como un ciprés siempre verde; gracias a m se hallará fruto en ti.

Lucas 14:26

'Si alguno viene a m y no aborrece a su padre y a su madre, a la mujer y a los hijos, a los hermanos y a las hermanas, y más aún, incluso a s mismo, no puede ser mi disc pulo.

2 Corintios 8:5

y, superando nuestras expectativas, se entregaron primero al Se or y luego a nosotros por voluntad de Dios,

Efesios 3:17

para que Cristo habite, mediante la fe, en vuestro corazón y para que, arraigados y cimentados en el amor,

Deuteronomio 6:5

Amarás a Yahveh, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.

2 Pedro 1:19

Nos confirma as la palabra profética, a la que hacéis bien en prestar atención, como a lámpara que brilla en lugar oscuro, hasta que despunte el d a y salga el lucero de la ma ana en vuestro corazón.