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Proverbios 14:32 - Biblia Castilian 2003

32 Por su maldad es hundido el malvado, el justo se refugia en su inocencia.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

32 Por su maldad será lanzado el impío; Mas el justo en su muerte tiene esperanza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 Los perversos son aplastados por el desastre, pero los justos tienen un refugio cuando mueren.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 Al malvado lo derriba su propia malicia; el justo está seguro hasta en la muerte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 Por su propia maldad será derribado el impío, Pero el justo tiene esperanza aun en su muerte.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 Por su maldad es hundido el malvado, el justo se refugia en su inocencia.

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Proverbios 14:32
29 Referans Kwoze  

¡De ti espero la salvación, oh Yahveh!


Él puede matarme. Nada espero, sino defender ante él mi conducta.


Lanzado de la luz a las tinieblas se ve excluido del mundo:


Tú me has dado a conocer caminos de vida: contigo, la alegr a hasta la hartura; a tu diestra, delicias sempiternas.


Por mi parte, en rectitud, podré ver tu presencia y, al despertar, saciarme con tu vista.


Aunque hubiera de ir por los valles sombr os de la muerte, ningún mal temer a, pues conmigo estás tú: tu bastón y tu cayado me confortan.


Conserva la inocencia y mira rectamente, Sin pues hay un porvenir para el perfecto;


Pasen como la limaza, que se deshace en baba, o el aborto de mujer, que nunca vio el sol.


Con tu aviso me gu as para ponerme en dignidad.


Al ntegro le allana el camino su justicia; el malvado tropieza en su maldad.


En el corazón inteligente mora la sabidur a, entre los necios no se la conoce.


pues siete veces cae el justo y se levanta, mientras los malvados sucumben a la miseria.


El malvado se enreda en sus propias maldades y es capturado en el lazo de su culpa.


Por eso vendrá de pronto su ruina, será destruido de golpe y sin remedio.


'Ahora, Se or, según tu promesa, puedes dejar irse en paz a tu siervo,


De nuevo les dijo Jesús: 'Yo me voy; vosotros me buscaréis, pero moriréis en vuestro pecado. A donde yo voy, no podéis venir vosotros'.


Os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque en vuestros pecados moriréis si no creéis que yo soy el que soy'.


¿Y qué, si Dios, queriendo manifestar su ira y dar a conocer su poder, soportó con inmensa paciencia vasijas objeto de su ira, dispuestas ya para la perdición,


Tuvimos dentro de nosotros mismos la sentencia de muerte para que no confiemos en nosotros mismos, sino en el Dios que resucita a los muertos.


Pero tenemos ánimo e incluso preferimos exiliarnos del cuerpo y vivir junto al Se or.


Pues para m, la vida es Cristo y la muerte una ganancia.


Me encuentro en esta disyuntiva: por una parte, aspiro a irme y estar con Cristo, lo que, sin duda, ser a lo mejor;


Cuando estén diciendo: 'Paz y seguridad', entonces, de repente, se abatirá sobre ellos la calamidad, como los dolores de parto sobre una mujer encinta; y no habrá manera de escapar.


El Se or me rescatará de todo mal y me salvará para su reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Y o una voz del cielo que dec a: 'Escribe: 'Dichosos ya desde ahora los que mueren en el Se or'. S, dice el Esp ritu, que descansen de sus fatigas, pues sus obras los acompa an'.


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