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Proverbios 1:8 - Biblia Castilian 2003

8 Escucha, hijo m o, la instrucción de tu padre y no rechaces la ense anza de tu madre,

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Biblia Reina Valera 1960

8 Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Hijo mío, presta atención cuando tu padre te corrige; no descuides la instrucción de tu madre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Escucha, hijo mío, los consejos de tu padre, no rechaces las advertencias de tu madre:

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no abandones las enseñanzas de tu madre,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre,

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Proverbios 1:8
20 Referans Kwoze  

Hijo m o, si los pecadores te quieren seducir, no condesciendas.


hijo m o, no sigas su camino, desv a tu pie de su sendero,


Hijo m o, si recibes mis palabras y guardas para ti mis preceptos,


Escucha a tu padre, que te engendró; y no desprecies a tu madre en su vejez.


Hijo m o, no olvides mis ense anzas y guarda mis preceptos en tu corazón,


Al hijo que se burla de su padre y desprecia la vejez de su madre, los cuervos le sacarán los ojos, lo devorarán los aguiluchos.


Palabras de Lemuel, rey de Masá, que le ense ó su madre.


no escuché la voz de mis maestros, no atend a quienes me ense aban!


Observa, hijo m o, el precepto de tu padre y no rechaces la ense anza de tu madre.


Hijo m o, conserva mis palabras y guarda en tu interior mis preceptos.


Nosotros hemos escuchado la voz de nuestro antepasado Jonadab, hijo de Recab, en todo lo que nos mandó: no hemos bebido vino en toda nuestra vida, ni nosotros ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos ni nuestras hijas,


Cada uno de vosotros respetará a su padre y a su madre; y guardaréis mis sábados. Yo, Yahveh, vuestro Dios.


Entonces le presentaron un paral tico tendido en una camilla. Cuando Jesús vio la fe que ten an, dijo al paral tico: '¡Ánimo, hijo! Te quedan perdonados tus pecados'.


Jesús se volvió y, mirándola, le dijo: '¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado'. Y quedó curada la mujer desde aquel momento.


Me acuerdo mucho de la sinceridad de tu fe, la misma que animó primero a tu abuela Loide y a tu madre Eunice, y estoy seguro de que también a ti.


Bajó, pues, a la era e hizo todo lo que le hab a ordenado su suegra.


Si uno peca contra otro, Dios lo juzgará, como árbitro que es; pero, si uno peca contra Yahveh, ¿quién puede interceder por él?'. Pero ellos no escucharon la voz de su padre, porque Yahveh quer a matarlos.


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