Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt
- Piblisite -





Oseas 9:10 - Biblia Castilian 2003

10 Como uvas en el desierto encontré a Israel; como breva en higuera vi a vuestros padres. Llegaron a Baal Peor y a la infamia se entregaron; se hicieron abominables como las cosas que amaron.

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Como uvas en el desierto hallé a Israel; como la fruta temprana de la higuera en su principio vi a vuestros padres. Ellos acudieron a Baal-peor, se apartaron para vergüenza, y se hicieron abominables como aquello que amaron.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Dice el Señor: «Oh Israel, cuando te encontré por primera vez, fue como encontrar uvas frescas en el desierto. Cuando vi a tus antepasados, fue como ver los primeros higos maduros de la temporada. Pero después me abandonaron por Baal-peor y se entregaron a ese ídolo vergonzoso. En poco tiempo se volvieron viles, tan viles como el dios al que rinden culto.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Israel fue para mí como uva silvestre encontrada en el desierto, y sus padres me parecieron como si fueran las primeras brevas; pero no bien habían llegado a Baal-Peor, se vendieron al ídolo y se hicieron tan aborrecibles como el ídolo que amaban.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

10 Como uvas en el desierto hallé a Israel, Como breva° en la higuera encontré a vuestros° padres. Pero ellos fueron a Baal-peor y se consagraron a la Vergüenza,° Y se hicieron tan abominables como aquello que amaron.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Como uvas en el desierto encontré a Israel; como breva en higuera vi a vuestros padres. Llegaron a Baal Peor y a la infamia se entregaron; se hicieron abominables como las cosas que amaron.

Gade chapit la Kopi




Oseas 9:10
32 Referans Kwoze  

Como si fuera poco imitar los pecados de Jeroboán, hijo de Nebat, tomó por esposa a Jezabel, hija de Etbaal, rey de los sidonios, rindió culto a Baal y se postró ante él.


quemaron incienso en todos los lugares altos, como las naciones que Yahveh hab a arrojado de delante de ellos, cometieron maldades que excitaron la ira de Yahveh


Y como ellos serán los que los hacen y todos los que a ellos se conf an.


Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer.


¿Qué es aquello que sube del desierto, cual columna de humo, perfumado de mirra y de incienso, del aroma mejor del mercader?


la flor marchita de su espléndido atav o, que está en la cima del valle ubérrimo; será como breva antes del verano, que aquel que la ve, apenas la tiene en su mano, se la come.


Pues cuantas son tus ciudades, tantos son tus dioses, Judá; y cuantas son las calles de Jerusalén, tantos son los altares que habéis erigido a la vergüenza, altares para incensar a Baal.


Una cesta ten a higos muy buenos, como brevas, la otra cesta, higos muy malos, que de tan malos no se pod an comer.


La vergüenza devoró el fruto del trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud, sus reba os y sus vacadas, sus hijos y sus hijas.


Acostémonos sobre nuestra vergüenza, y nuestra ignominia nos cubra; pues contra Yahveh, nuestro Dios, hemos pecado, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud hasta hoy, y no hemos escuchado la voz de Yahveh, nuestro Dios.


As dice Yahveh: 'gracia encontró en el desierto un pueblo de huidos de la espada. Cuando iba Israel a su reposo


los profetas profetizan con mentira, los sacerdotes gobiernan por su cuenta, y mi pueblo as lo quiere. Pero ¿qué haréis cuando llegue el fin?


Pero ellos se rebelaron contra m y no quisieron escucharme; nadie arrojó los monstruos abominables que deleitaban sus ojos, ni abandonaron los dolos de Egipto. Pensé entonces volcar mi furor sobre ellos, para desahogar del todo mi ira contra ellos en el pa s mismo de Egipto.


Cuando Israel era ni o, lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.


Yo te conoc en el desierto, en pa s de sequedal.


La castigaré por los d as de los baales, cuando ella les quemaba incienso, y, adornada con sus zarcillos y collares, caminaba detrás de sus amantes y me olvidaba a m - oráculo de Yahveh.


No castigaré a vuestras hijas cuando se prostituyan, ni a vuestras nueras cuando cometan adulterio, porque ellos mismos se van con las rameras y ofrecen sacrificios con las prostitutas sagradas. Y as un pueblo ignorante va a la ruina.


en compa a de borrachos. Se entregan sin freno a la prostitución; prefieren la ignominia.


Quemad levadura como acción de gracias y pregonad a voz en grito ofrendas voluntarias, puesto que as lo queréis, hijos de Israel - oráculo del Se or Yahveh -.


¡Ay de m ! Pues soy como espigador en oto o, como rebuscador en la vendimia. No hay un racimo que comer, ni una breva de las que tanto ans o.


Cuando veáis el fleco, os traerá a la memoria todos los mandamientos de Yahveh, para que los pongáis en práctica y no os dejéis llevar por los caprichos de vuestro corazón ni de vuestros ojos, a causa de los cuales os prostitu s.


Las primicias de cuanto hay en sus campos y que ellos traen a Yahveh serán para ti. Todo el de tu casa que esté puro podrá comerlo.


¿Pero qué fruto recog ais entonces? ¡Cosas de las que ahora os avergonzáis! Pues el final de ellas es muerte.


Lo halla en tierra desierta, en vasta soledad, entre aullidos salvajes; lo rodea de cuidados, lo atiende, lo guarda como a la ni a de sus ojos.


ofrecen sacrificios a demonios que no son Dios, a dioses que no conoc an, nuevos, recién llegados, a los que no temieron sus padres.


Con vuestros propios ojos habéis visto lo que hizo Yahveh en Baal Peor: Yahveh, tu Dios, hizo desaparecer de en medio de ti a cuantos se fueron tras Baal Peor.


Por eso se le llamó a Gedeón desde aquel d a Yerubaal, diciendo: 'Que Baal ponga pleito contra él, puesto que es él quien ha derribado su altar'.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite