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Oseas 4:8 - Biblia Castilian 2003

8 Del pecado de mi pueblo se alimentan, y a la iniquidad dirigen su apetito.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Del pecado de mi pueblo comen, y en su maldad levantan su alma.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 »Cuando la gente lleva su ofrenda por el pecado, los sacerdotes se alimentan. ¡Por eso se alegran cuando el pueblo peca!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Y como comen de los animales que mi pueblo ofrece por el pecado, les conviene que mi pueblo siga pecando.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Se ceban con la ofrenda° del pecado de mi pueblo, Y a la iniquidad de éste elevan su anhelo.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Del pecado de mi pueblo se alimentan, y a la iniquidad dirigen su apetito.

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Oseas 4:8
18 Referans Kwoze  

Y no se ped an cuentas a los hombres en cuyas manos se entregaba el dinero para darlo a los que realizaban las obras, porque actuaban con honradez.


El que tiene manos limpias y puro el corazón; que a lo vano no eleva sus deseos ni jura con perfidia.


De David. Hacia ti, Se or, elevo el alma m a,


Estos perros voraces, que no conocen la hartura, son los pastores que no saben atender; todos ellos van a lo suyo, cada uno a su lucro sin excepción.


'Hijo de hombre, estos hombres han erigido sus dolos en su propio corazón y han puesto delante de s mismos la ocasión de su pecado. ¿Permitiré que me consulten?


porque a cualquiera de la casa de Israel y de los extranjeros residentes en Israel que se aleje de m, erija sus dolos en su propio corazón y ponga la ocasión de su pecado delante de s mismo, y luego venga al profeta para consultarme por medio de él, yo, Yahveh, le responderé por m mismo.


(13a) Plantasteis maldad, cosecháis iniquidad, coméis fruto de mentira. (13b) Por haber confiado en tus carros, en la multitud de tus guerreros,


Canaán tiene en su mano balanza fraudulenta, le gusta estafar.


Tendrá que expiar Samar a, porque fue rebelde a su Dios. A espada caerán, sus ni os serán estrellados, abiertas en canal las mujeres encintas.


Todos los varones sacerdotes podrán comerla, es cosa sacrat sima.


Sus jefes juzgan por soborno, sus sacerdotes ense an por lucro, sus profetas adivinan por dinero, y se apoyan en Yahveh, diciendo: '¿No está Yahveh entre nosotros? ¡No nos sucederá nada malo!'.


¡Ah, si hubiera alguno de vosotros que cerrara las puertas, para que no encendierais mi altar inútilmente! No tengo complacencia alguna en vosotros - dice Yahveh Sebaot -, ni me es grata la oblación de vuestras manos.


Esos tales no sirven a Cristo, Se or nuestro, sino a sus propios bajos apetitos y, con su modo de hablar lisonjero y adulador, seducen el corazón de los sencillos.


A éstos hay que taparles la boca, ya que están echando a perder a familias enteras ense ando lo que no deben, y todo por una sórdida ganancia.


Empujados por la avaricia, se aprovecharán de vosotros con discursos mentirosos. Hace ya tiempo que ni su condenación está ociosa ni su perdición dormida.


¿Por qué, pues, pisoteáis mi sacrificio y mi ofrenda, los que yo dispuse de manera estable, y por qué tú honras más a tus hijos que a m, permitiendo que se ceben con lo más selecto de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?


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