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Oseas 3:1 - Biblia Castilian 2003

1 Yahveh me dijo: 'Vete otra vez y ama a una mujer que ama a otro y es adúltera, como ama Yahveh a los hijos de Israel, aunque ellos se vuelven a otros dioses y se complacen en las tortas de pasas'.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas de pasas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Entonces el Señor me dijo: «Ve y ama otra vez a tu esposa, aun cuando ella comete adulterio con un amante. Esto ilustrará que el Señor aún ama a Israel, aunque se haya vuelto a otros dioses y le encante adorarlos».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Yavé me dijo: 'Vuelve a querer de nuevo a una mujer adúltera que hace el amor con otros, así como Yavé ama a los hijos de Israel a pesar de que lo han dejado por otros dioses y les ofrecen tortas de pasas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Me dijo YHVH: Ve otra vez, ama a una mujer amada por su marido,° y aún así, adúltera, Tal como YHVH ama a los hijos de Israel, Aunque siguen a dioses ajenos, Y aman las tortas de uvas pasas.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Yahveh me dijo: 'Vete otra vez y ama a una mujer que ama a otro y es adúltera, como ama Yahveh a los hijos de Israel, aunque ellos se vuelven a otros dioses y se complacen en las tortas de pasas'.

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Oseas 3:1
34 Referans Kwoze  

y repartió a todo el pueblo y a toda la muchedumbre de Israel, hombres y mujeres, a cada uno una torta de pan, un pastel de dátiles y otro de pasas. Y luego se fue todo el pueblo, cada cual a su casa.


Pero Yahveh tuvo piedad y misericordia de ellos y se volvió hacia ellos a causa de su alianza con Abrahán, Isaac y Jacob. Por eso no quiso destruirlos ni arrojarlos de su presencia hasta hoy.


y repartió a todos los de Israel, hombres y mujeres, a cada uno una torta de pan, un pastel de dátiles y otro de pasas.


Pero, por tu inmensa bondad, no los aniquilaste, no los abandonaste, pues eres Dios clemente y lleno de bondad.


Igual que ojos de siervo hacia la mano del Se or, como los ojos de la esclava hacia la mano de su due a, as nuestros ojos hacia el Se or Dios nuestro, hasta que él tenga piedad.


A la ma ana siguiente se levantaron temprano, ofrecieron holocaustos y presentaron sacrificios de comunión. Luego, la muchedumbre se sentó a comer y a beber, y después se levantaron para divertirse.


Confortadme con tortas de pasas, fortalecedme con manzanas, que desfallezco de amor.


Volved a m y seréis salvos, confines todos de la tierra; que yo soy Dios y no hay otro.


Pero igual que una mujer es infiel a su amado, as me habéis sido infieles, casa de Israel - oráculo de Yahveh -.


¿Es Efra n para m un hijo tan querido o un ni o de tal predilección que siempre que hablo de él' lo recuerdo más aún? Por eso se conmueven por él mis entra as y tengo que compadecerme de él' - oráculo de Yahveh -.


¿Cómo podré yo abandonarte, Efra n; cómo entregarte, Israel? ¿Cómo podré yo dejarte como a Admá, ni hacerte semejante a Sebo n? Mi corazón se remueve dentro de m, a la vez que se conmueven mis entra as.


si no, la despojaré y la desnudaré, la dejaré como el d a en que nació, la convertiré en desierto, la reduciré a tierra árida, y la mataré de sed;


(11a) a la prostitución. (11b) El vino y el mosto quitan el seso.


En la fiesta de nuestro rey con el calor del vino los pr ncipes tienden la mano a los agitadores.


Sobre ropas tomadas en prenda se tienden junto a cualquier altar, y en la casa de su Dios beben el vino de los que han sido multados.


beben vino en jarras, se ungen con aceite de primera calidad y no se afligen del desastre de José.


Pero yo fijaré mi vista en Yahveh, esperaré en el Dios de mi salvación: mi Dios me escuchará.


Por eso, as dice Yahveh: me vuelvo hacia Jerusalén con piedad, en ella será reedificado mi templo - oráculo de Yahveh Sebaot -, y se tenderá sobre Jerusalén la cuerda de medir.


Jesús le dijo: 'Amigo, ¡a lo que has venido!'. Entonces, ellos se acercaron, echaron mano a Jesús y lo prendieron.


No podéis beber la copa del Se or y la copa de los demonios; no podéis tomar parte en la mesa del Se or y en la mesa de los demonios.


Y no seáis idólatras como lo fueron algunos de ellos, según está escrito: La muchedumbre se sentó a comer y a beber, y después se levantaron a danzar.


Ya basta con el tiempo que habéis dedicado a hacer la voluntad de los gentiles, viviendo en desenfrenos, pasiones, libertinajes, org as, borracheras y abominables idolatr as.


Retiraron entonces a los dioses extra os de en medio de ellos y sirvieron a Yahveh, quien no pudo ya soportar las penalidades de Israel.


Salieron, pues, éstos a la campi a, vendimiaron sus vi as, pisaron las uvas, organizaron gran fiesta y entraron en el templo de su dios; y mientras com an y beb an, maldec an a Abimélec.


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