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Oseas 2:7 - Biblia Castilian 2003

7 Porque su madre se prostituyó, se deshonró la que los concibió. Ella dec a: 'Me iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino mi aceite y mis bebidas'.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 Seguirá a sus amantes, y no los alcanzará; los buscará, y no los hallará. Entonces dirá: Iré y me volveré a mi primer marido; porque mejor me iba entonces que ahora.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Cuando corra tras sus amantes, no podrá alcanzarlos. Los buscará, pero no los encontrará. Entonces pensará: “Mejor me sería volver a mi esposo porque con él estaba mejor que ahora”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Sí, puesto que su madre se ha entregado y ha perdido su decencia. Ella decía: 'Déjenme partir con mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Perseguirá a sus amantes y no los alcanzará, Los buscará y no los encontrará;° Y dirá: ¡Volveré con mi primer marido, Porque entonces me iba mejor que ahora!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Porque su madre se prostituyó, se deshonró la que los concibió. Ella decía: 'Me iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino mi aceite y mis bebidas'.

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Oseas 2:7
41 Referans Kwoze  

pues ofrec a sacrificios a los dioses de Damasco que lo hab an derrotado, diciéndose: 'Puesto que los dioses de los reyes de Aram les ayudan a ellos, les ofreceré sacrificios, para que también me ayuden a m '. Pero ellos fueron la causa de su ruina y de la de todo Israel.


Alma m a, retorna a tu reposo, que el Se or cumple contigo.


y dijisteis: 'No será as, a caballo huiremos'. Está bien: huiréis. 'En corcel montaremos'. En corcel montarán los que os persiguen.


¿Hay entre los dolos de las naciones quien haga llover, o pueden los cielos dar lluvias? ¿Acaso no eres tú, Yahveh? ¡Dios nuestro, en ti esperamos, pues eres tú quien hace todas estas cosas!


Ve y grita a los o dos de Jerusalén lo siguiente: As dice Yahveh: Recuerdo de ti el cari o de tu juventud, el amor de tu noviazgo, cuando ibas tras de m por el desierto, por una tierra no sembrada.


¿Dónde están tus dioses, los que te fabricaste? ¡Que se levanten, a ver si te salvan en el tiempo de tu desgracia! Pues cuantas son tus ciudades, tantos son tus dioses, Judá.


¡Qué a la ligera tomas el cambiar tu camino! También de Egipto tendrás que avergonzarte, como de Asiria quedaste avergonzada.


Si un hombre repudia a su mujer y ella se aparta de su lado y viene a ser de otro hombre, ¿volverá aquél a ella otra vez? ¿No quedará totalmente profanado aquel pa s? Y tú, que has fornicado con tantos amantes, ¿vas a volver a m ? - oráculo de Yahveh -.


Oigo muy bien a Efra n lamentarse: 'Me has castigado y aguanté el castigo como novillo no domesticado. Conviérteme, que quiero convertirme, pues tú eres Yahveh, mi Dios.


No como la alianza que sellé con sus padres el d a en que los tomé de la mano para sacarlos del pa s de Egipto. Ellos rompieron mi alianza, y yo los traté como se or - oráculo de Yahveh -.


antes al contrario, estamos decididos a cumplir todas esas palabras que han salido de nuestra boca, a saber: incensar a la Reina de los Cielos y ofrecerle libaciones, como hac amos nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros pr ncipes, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, pues entonces nos hartábamos de pan, éramos felices y no ve amos desgracia alguna.


Utilizaste tus vestidos recamados para cubrirlas y les ofreciste mi aceite y mi incienso.


Pasé junto a ti y te vi. Era tu edad, la edad de los amores. Tend entonces sobre ti el borde de mi manto y cubr tu desnudez; te hice juramento, contraje una alianza contigo - oráculo del Se or Yahveh - y fuiste m a.


ni se realizará jamás lo que os viene a la mente cuando pensáis: 'Seremos como las naciones, como las tribus de los otros pa ses, que adoran el le o y la piedra'.'


Se enamoró locamente de los asirios: gobernadores y prefectos, guerreros magn ficamente vestidos, jinetes que montan corceles, todos ellos jóvenes apuestos.


'Por tanto, Oholibá, as dice el Se or Yahveh. 'Mira: yo incito contra ti a tus amantes, de quienes tú misma te has hastiado, y los traigo contra ti de todas partes:


Sus nombres eran Oholá, la mayor, y Oholibá, su hermana. Luego fueron m as y engendraron hijos e hijas. Oholá es Samar a y Oholibá Jerusalén'.


El árbol que viste, que crec a y se hac a fuerte, cuya copa llegaba hasta el cielo y se ve a desde toda la tierra,


Todo esto se realizó en el rey Nabucodonosor.


Nada cuentan todos los habitantes de la tierra. Según su querer dispone del ejército del cielo y de los moradores de la tierra. No hay nadie que se oponga a su poder ni le pida cuentas de sus actos.'


Fue expulsado de entre los hijos de los hombres, su corazón se hizo semejante al de las bestias, convivió con los asnos salvajes, comió hierba como los bueyes y su cuerpo se empapó del roc o del cielo, hasta que reconoció que el Dios Alt simo es quien domina sobre el reino de los hombres y pone sobre él a quien le place.


Comienzo de lo que dijo Yahveh por medio de Oseas. Yahveh dijo a Oseas: 'Anda, toma por mujer a una prostituta y engendra hijos de prostitución, porque el pa s se prostituye gravemente apartándose de Yahveh'.


Cuando los apacenté, se saciaron se saciaron, se jactaron en su corazón, y as se olvidaron de m.


Tendrá que expiar Samar a, porque fue rebelde a su Dios. A espada caerán, sus ni os serán estrellados, abiertas en canal las mujeres encintas.


Pero ahora yo la voy a seducir: la llevaré al desierto y le hablaré al corazón.


Cuando Efra n vio su enfermedad y Judá su llaga, Efra n acudió a Asiria y Judá al rey de Yareb; pero él no podrá sanaros ni curará vuestra llaga.


Voy a volverme a mi lugar, hasta que exp en su culpa y busquen mi rostro; en su angustia me buscarán ansiosamente.


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