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Oseas 2:13 - Biblia Castilian 2003

13 Pondré fin a toda su alegr a, a sus fiestas, sábados y novilunios, y todas sus solemnidades.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

13 Y la castigaré por los días en que incensaba a los baales, y se adornaba de sus zarcillos y de sus joyeles, y se iba tras sus amantes y se olvidaba de mí, dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 La castigaré por todas las ocasiones en que quemaba incienso a las imágenes de Baal, cuando se ponía aretes y joyas y salía a buscar a sus amantes, olvidándose de mí por completo», dice el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Yo pondré fin a sus diversiones, a sus fiestas, lunas nuevas y sábados, a todas sus solemnidades.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 La castigaré por los días dedicados a los Baales,° A los cuales les quemaba incienso, Y adornándose con aretes° y gargantillas,° Iba en pos de sus amantes, y se olvidaba de mí, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Pondré fin a toda su alegría, a sus fiestas, sábados y novilunios, y todas sus solemnidades.

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Oseas 2:13
44 Referans Kwoze  

Ocoz as se cayó desde la baranda de la planta superior de su casa de Samar a y quedó maltrecho. Y envió unos mensajeros a quienes dijo: 'Id a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón, si podré sobrevivir a esta dolencia'.


De este modo Jehú hizo desaparecer a Baal de en medio de Israel.


Restauró los lugares altos que su padre, Ezequ as, hab a demolido; erigió altares a Baal; construyó una aserá como la que hab a hecho Ajab, rey de Israel; se postró ante todo el ejército del cielo y le rindió culto.


As acaban los que de Dios se olvidan, as termina la esperanza del malvado.


Pero olvidaron pronto sus portentos, sin saber confiar en sus designios.


Se olvidaron del Dios liberador, que hab a hecho portentos en Egipto,


se hab an olvidado de sus obras, de los portentos que él les hab a dado a ver.


Ahora, ve y conduce al pueblo al lugar que te he indicado. Mi ángel te precederá; pero los castigaré por su pecado el d a que yo exija cuentas'.


Porque olvidaste al Dios de tu salvación, no recordaste la roca de tu refugio. Por eso plantas plantaciones placenteras, amugronas mugrones extranjeros:


juntas sus culpas y las culpas de sus padres - dice Yahveh -, pues quemaron incienso en los montes y en los collados me ultrajaron. Mediré su merecido sobre su cabeza y les pondré su paga en su seno.


Pues cuantas son tus ciudades, tantos son tus dioses, Judá; y cuantas son las calles de Jerusalén, tantos son los altares que habéis erigido a la vergüenza, altares para incensar a Baal.


Pues a m me olvidó mi pueblo, incensaron a la nada. Los han hecho tropezar en sus caminos, en los antiguos senderos, para que anduvieran por veredas, por caminos no pisados;


¿Olvida una joven sus adornos, una novia su cinturón? Pues mi pueblo me ha olvidado innumerables d as.


Por eso, as dice Yahveh, Dios de Israel, acerca de los pastores que apacientan a mi pueblo: 'Vosotros habéis dispersado mis ovejas, las habéis descarriado y no habéis cuidado de ellas. Mirad: voy a castigar en vosotros la maldad de vuestras obras - oráculo de Yahveh -.


Haré desaparecer de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén el grito de gozo y el grito de alegr a, el canto del esposo y el canto de la esposa; pues el pa s será un desierto'.


¡Cómo! ¡Conque robáis, matáis, cometéis adulterio, juráis en falso, incensáis a Baal, vais tras otros dioses que no conocéis,


Los caminos de Sión están de luto, Dálet porque nadie acude a las fiestas; desiertas están todas sus puertas, sus sacerdotes gimen, se afligen sus doncellas, y ella misma está colmada de amargura.


Los ancianos no acuden a la puerta, los jóvenes han dejado sus cantares.


Puse un anillo en tu nariz, pendientes en tus orejas y una espléndida diadema en tu cabeza.


Tomaste las espléndidas joyas de oro y de plata que yo te hab a dado, te hiciste imágenes de hombres y practicaste la prostitución con ellas.


En ti se acepta soborno para derramar sangre; exiges interés y usura; explotas a tus prójimos con violencia, y a m me olvidas' - oráculo del Se or Yahveh.'


Por eso, as dice el Se or Yahveh: 'Por haberte olvidado de m y por haberme vuelto las espaldas, carga tú ahora con tu lascivia y tus prostituciones'.'


Cuanto más los llamaba yo, más se apartaban de m; sacrificaban a los baales y quemaban incienso a los dolos.


Cuando hablaba Efra n, infund a temor, era jefe en Israel; pero se hizo culpable por Baal y murió.


Cuando los apacenté, se saciaron se saciaron, se jactaron en su corazón, y as se olvidaron de m.


si no, la despojaré y la desnudaré, la dejaré como el d a en que nació, la convertiré en desierto, la reduciré a tierra árida, y la mataré de sed;


Porque su madre se prostituyó, se deshonró la que los concibió. Ella dec a: 'Me iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino mi aceite y mis bebidas'.


En las cimas de los montes sacrifican, en los collados queman incienso debajo de encinas, terebintos y chopos. ¡Es tan agradable su sombra! Por eso se prostituyen vuestras hijas y vuestras nueras cometen adulterio.


Perece mi pueblo por falta de sabidur a. Porque tú has rechazado la sabidur a, yo te rechazaré de mi sacerdocio. Porque tú te has olvidado de la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.


Israel olvidó a su Hacedor y construyó palacios; Judá multiplicó las ciudades fortificadas. Enviaré fuego a sus ciudades y devorará sus palacios.


Llegan los d as del castigo, llegan los d as de la venganza. ¡Que lo sepa la gente de Israel! ¡Es un loco el profeta, desvar a este inspirado! Por la magnitud de tus iniquidades, por tu gran hostilidad en contra de él.


Cambiaré en llanto vuestras fiestas, y todos vuestros cantos en lamento; pondré un saco en todas las cinturas, y en todas las cabezas tonsura; haré que haya duelo como por el hijo único, y su fin será como d a de amargura.


A la Roca que te engendró desde as, olvidas al Dios que te puso en el mundo.


guárdate entonces de olvidarte de Yahveh, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud.


Los israelitas volvieron a hacer lo que es malo a los ojos de Yahveh y a servir a los baales y a las astartés, a los dioses de Aram y a los de Sidón, a los dioses de los moabitas y de los amonitas, y a los dioses de los filisteos. Abandonaron as a Yahveh, al que dejaron de dar culto.


Los israelitas hicieron lo que es malo a los ojos de Yahveh y, olvidándose de Yahveh, su Dios, dieron culto a los baales y aserás.


Pero olvidaron a Yahveh, su Dios, y él los entregó en poder de S sara, jefe del ejército de Jasor, y en poder de los filisteos y del rey de Moab, que les hicieron la guerra.


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