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Números 32:1 - Biblia Castilian 2003

1 Los hijos de Rubén y de Gad ten an inmensos reba os. Viendo que el pa s de Yazer y el de Galaad eran regiones propicias para la cr a de ganado,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Los hijos de Rubén y los hijos de Gad tenían una muy inmensa muchedumbre de ganado; y vieron la tierra de Jazer y de Galaad, y les pareció el país lugar de ganado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Las tribus de Rubén y Gad poseían una enorme cantidad de animales. Así que cuando vieron que las tierras de Jazer y Galaad eran ideales para sus rebaños y manadas,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Los hijos de Rubén y los hijos de Gad, que tenían muy grandes rebaños, vieron que el país de Yazer y el de Galaad eran tierras buenas para la ganadería.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Los hijos de Rubén y los hijos de Gad poseían numerosos y muy importantes rebaños, y vieron que la tierra de Jazer y la tierra de Galaad era un lugar apropiado para el ganado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Los hijos de Rubén y de Gad tenían inmensos rebaños. Viendo que el país de Yazer y el de Galaad eran regiones propicias para la cría de ganado,

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Números 32:1
30 Referans Kwoze  

Era Abrán muy rico en ganado, en plata y en oro.


También Lot, que acompa aba a Abrán, pose a ganado menor y mayor, y tiendas,


Concibió L a y dio a luz un hijo. Lo llamó Rubén, porque se dijo: 'Yahveh ha visto mi aflicción, pero ahora mi marido me amará'.


Y siguieron diciendo al Faraón: 'Hemos venido para instalarnos en el pa s, pues el hambre era grande en la tierra de Canaán y no hab a pasto para el ganado de tus siervos. Permite, pues, que tus siervos habiten en el territorio de Gosén'.


Atravesaron el Jordán y acamparon en Aroer. Y por el sur de la ciudad que está en medio del torrente de Gad llegaron hasta Yazer.


Fueron luego a Galaad y al pa s de los hititas, en Cades. Llegaron hasta Dan y se volvieron en dirección de Sidón.


Éstos que han sido citados por sus nombres llegaron en tiempos de Ezequ as, rey de Judá, destruyeron las tiendas de los meunitas que all se hallaban, los consagraron al anatema hasta el d a de hoy y se asentaron en su lugar, ya que all hab a pasto para sus reba os.


Subió también con ellos una abigarrada muchedumbre y gran cantidad de ganado menor y mayor.


Pues as dice Yahveh acerca de la casa del rey de Judá: Un Galaad eres para m, una cumbre del L bano; pero haré de ti un desierto, como las ciudades no habitadas.


Más que se lloró por Yazer lloro por ti, vi a de Sibmá, cuyos sarmientos pasaban el mar, llegando hasta Yazer. Sobre tu cosecha y tu vendimia cayó el devastador.


A Israel lo volveré a su pastizal, para que paste en el Carmelo y en Basán y se harte en la monta a de Efra n y en Galaad.


¿No hay bálsamo en Galaad, o no hay all un médico? ¿Por qué, entonces, no se cierra la herida de la hija de mi pueblo?


Pastorea a tu pueblo con tu cayado, al reba o de tu heredad, que mora apartado en un bosque, en medio de un vergel. ¡Que pazcan en Basán y Galaad, como en los d as de anta o!


Moisés envió a reconocer Yázer y se apoderaron de sus aldeas arrebatándoselas a los amorreos que habitaban all.


los gaditas y los rubenitas se presentaron a Moisés, al sacerdote Eleazar y a los pr ncipes de la comunidad, y les dijeron:


nuestros hijos, nuestras mujeres, nuestros reba os y todos nuestros ganados se quedarán aqu, en las ciudades de Galaad;


'Atarot, Dibón, Yazer, Nimrá, Jesbón, Elalé, Sibmá, Nebo y Meón,


Atarot Sofán, Yazer y Yogboá,


Escogió para s las primicias, pues all le fue asignada la parte de jefe, y se presentó a la cabeza del pueblo: cumplió la justicia de Yahveh y sus compromisos con Israel'.


Su territorio comprend a: Yazer y todas las ciudades de Galaad, la mitad del pa s de los amonitas hasta Aroer que está frente a Rabá,


Los israelitas enviaron a los rubenitas, los gaditas y la mitad de la tribu de Manasés, a la tierra de Galaad, a Pinjás, hijo del sacerdote Eleazar,


Volviéronse, pues, los rubenitas, los gaditas y la mitad de la tribu de Manasés, y dejaron a los israelitas en Siló, en la tierra de Canaán, para encaminarse al pa s de Galaad, a la tierra de su posesión, donde se hab an instalado según la orden de Yahveh, transmitida por medio de Moisés.


porque todo lo que hay en el mundo - los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la jactancia de la opulencia - no proviene del Padre, sino que procede del mundo.


¿Por qué has de seguir echado en los apriscos, escuchando las flautas entre los reba os? En los riachuelos de Rubén grandes ansiedades de corazón se sienten.


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