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Nehemías 9:2 - Biblia Castilian 2003

2 Los de la raza de Israel se separaron de todos los extranjeros y, puestos en pie, confesaron sus pecados y las maldades de sus padres.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y ya se había apartado la descendencia de Israel de todos los extranjeros; y estando en pie, confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Los de ascendencia israelita se separaron de todos los extranjeros para confesar sus propios pecados y los pecados de sus antepasados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 La raza de Israel se apartó de todos los extranjeros, se presentaron y confesaron sus pecados y las culpas de sus padres.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y los del linaje de Israel se separaron de todos los extranjeros° y confesaron sus pecados y las iniquidades de sus padres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Los de la raza de Israel se separaron de todos los extranjeros y, puestos en pie, confesaron sus pecados y las maldades de sus padres.

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Nehemías 9:2
24 Referans Kwoze  

si ellos luego se arrepienten en su corazón en la tierra de su cautiverio y se convierten y te suplican en el pa s de quienes les llevaron cautivos y dicen: 'Hemos pecado, hemos sido perversos, somos culpables',


Ahora, pues, rendid honor a Yahveh, Dios de vuestros padres, y haced su voluntad: separaos de los habitantes del pa s y de las mujeres extranjeras'.


Comieron el cordero Pascual los israelitas que hab an vuelto de la cautividad, as como todos aquellos que se hab an apartado de las contaminaciones de la gente del pa s y se hab an unido a ellos para buscar a Yahveh, Dios de Israel.


Acabadas estas cosas, se acercaron a m los jefes para decirme: 'Ni el pueblo de Israel, ni los sacerdotes, ni los levitas, se han mantenido apartados de los habitantes del pa s - cananeos, hititas, perizeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos - que tienen costumbres abominables,


¡Oh Yahveh, Dios de nuestros padres! Tú eres bueno, pues has hecho que quedáramos un resto de rescatados como éste que está aqu. Henos aqu ante ti con nuestras culpas, aunque no podemos mantenernos as en tu presencia'.


sino que han tomado sus hijas como mujeres para s y para sus hijos, de modo que la raza santa se ha mezclado con la gente del pa s; y los jefes y magistrados han sido los primeros en esta prevaricación'.


Estén atentos tus o dos y abiertos tus ojos para escuchar la oración de tu siervo, la que al presente te dirijo d a y noche ante tu presencia por los israelitas, tus siervos, confesando los pecados que los israelitas hemos cometido contra ti, pues también yo y la casa de mi padre hemos pecado.


Los demás del pueblo, los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los donados y todos los que se hab an separado de la gente del pa s para seguir la ley de Dios, sus mujeres, sus hijos y sus hijas, y todos los que ten an uso de razón,


Al conocer la existencia de esta ley, excluyeron de Israel a todos los extranjeros.


Los purifiqué de todo lo extranjero, y para los sacerdotes y levitas establec reglamentos que se alaran a cada uno su ministerio.


arráncame y libérame del poder de los hijos de extranjero, cuya boca habla en necio, cuya diestra es agente del enga o.


Extiende tú la mano de lo alto, arráncame y libérame de las aguas caudalosas, del poder de los hijos de extranjero,


Quien encubre sus faltas no tiene dicha; quien las confiesa y se enmienda, logrará piedad.


S, has rechazado a tu pueblo, a la casa de Jacob, porque están llenos de adivinos, de agoreros, como los filisteos, y hacen pactos con extranjeros.


Reconocemos, Yahveh, nuestra maldad, la iniquidad de nuestros padres, pues hemos pecado contra ti.


Pero reconoce tu culpa, pues contra Yahveh, tu Dios, te has rebelado, has prodigado tus andanzas con los extranjeros bajo todo árbol frondoso y no habéis escuchado mi voz - oráculo de Yahveh -.


Estaba yo aún hablando, orando, confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentando mi súplica a Yahveh, mi Dios, por su santa monta a;


Traicionaron a Yahveh, porque engendraron hijos bastardos; ahora el viento solano devorará sus campos.


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