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Nehemías 7:2 - Biblia Castilian 2003

2 Puse al frente de Jerusalén a mi hermano Janan; y como jefe de la ciudadela, a Janan as, porque era un hombre más fiel y más temeroso de Dios que muchos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 mandé a mi hermano Hanani, y a Hananías, jefe de la fortaleza de Jerusalén (porque este era varón de verdad y temeroso de Dios, más que muchos);

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 A mi hermano Hananí le entregué la responsabilidad de gobernar Jerusalén junto con Hananías, el comandante de la fortaleza, porque era un hombre fiel que temía a Dios más que la mayoría.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Le encargué entonces a mi hermano Janani la administración de Jerusalén y entregué el mando de la fortaleza a Jananías, porque era un hombre de confianza que temía a Dios mucho más que los demás.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Entonces puse al frente de Jerusalem a mi hermano Hanani, y a Hananías, jefe de la ciudadela, pues era un hombre leal y temía a Ha-’Elohim más que muchos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Puse al frente de Jerusalén a mi hermano Jananí; y como jefe de la ciudadela, a Jananías, porque era un hombre más fiel y más temeroso de Dios que muchos.

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Nehemías 7:2
21 Referans Kwoze  

Al tercer d a les dijo José: 'Soy hombre temeroso de Dios. Haced lo siguiente y salvaréis vuestras vidas.


Ha dicho el Dios de Israel, la roca de Israel me ha hablado: 'Quien gobierna a los hombres con justicia, quien gobierna en el temor de Dios,


Y sucederá que, cuando yo me aleje de ti, el esp ritu de Yahveh te llevará adonde yo no sepa; y después que yo se lo haya anunciado a Ajab, él no te encontrará, y entonces me matará, a pesar de que tu siervo teme a Yahveh desde su juventud.


Ajab mandó llamar a Abd as, mayordomo de palacio. Abd as era muy temeroso de Yahveh,


llegó de Judá Janan, uno de mis hermanos, con algunos hombres, y les pregunté por los jud os, el resto salvado de la cautividad, y por Jerusalén.


Nombré encargados de los almacenes al sacerdote Selem as, al escriba Sadoc y al levita Pedayas, y como adjunto de ellos, a Janán, hijo de Zacur, hijo de Matan as, pues ten an fama de personas honradas. Corr a a su cargo hacer el reparto entre sus hermanos.


y asimismo otra carta para Asaf, guarda del bosque real, a fin de que me proporcione maderas con que construir las puertas de la ciudadela que está junto al templo, las murallas de la ciudad y la casa en la que yo voy a habitar'. Y me lo concedió el rey, pues la mano bondadosa de Dios estaba conmigo.


En cambio, los gobernadores que me hab an precedido hab an gravado al pueblo: además de quitarles pan y vino, les exig an cuarenta siclos de plata. También sus criados oprim an al pueblo. Pero yo no proced as, por temor de Dios.


Les dije: 'No se abrirán las puertas de Jerusalén hasta que caliente el sol; y se cerrarán y se echarán los cerrojos cuando el sol esté aún alto. Los habitantes de Jerusalén mantendrán la guardia, unos en su puesto y otros delante de su casa'.


Hab a en la región de Us un hombre llamado Job. Era ntegro y recto, tem a a Dios y evitaba el mal.


Mis ojos van a los probos del pa s para que estén conmigo; el que marcha por camino honrado, ése es el que me sirve.


Pero elige de entre todo el pueblo hombres de valer, temerosos de Dios, hombres fieles, que aborrezcan la ganancia injusta, y ponlos al frente de ellos como jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez;


Pues bien, como Daniel sobresal a entre los inspectores y los sátrapas, porque pose a un esp ritu extraordinario, el rey pensó ponerlo al frente de todo el reino.


No as a mi siervo Moisés, que goza de toda mi confianza en mi casa.


¿Quién es, pues, el criado fiel y sensato, a quien el se or puso al frente de su servidumbre, para darles la comida a su debido tiempo?


D jole su se or: '¡Muy bien, criado bueno y fiel! En lo poco fuiste fiel, te pondré a cargo de lo mucho: entra en el fest n de tu se or'.


Ahora bien, a los administradores lo que se les exige es que sean fieles.


Y lo que escuchaste de m en presencia de muchos testigos, depos talo en hombres de confianza, que sean a su vez capaces de ense ar a otros.


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