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Nehemías 4:7 - Biblia Castilian 2003

7 yo aposté a la gente por familias en las partes bajas de detrás de la muralla, en lugares descubiertos, y la coloqué con sus espadas, lanzas y arcos.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod, que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Sin embargo, cuando Sanbalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los asdodeos se enteraron de que la obra progresaba y que se estaban reparando las brechas en la muralla de Jerusalén, se enfurecieron.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Ubiqué pues a todo el pueblo por familias en los huecos de la parte baja de la muralla, con sus espadas, lanzas y arcos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 °Pero cuando Sanbalat y Tobías y los árabes y los amonitas y los de Asdod oyeron que la reparación de los muros de Jerusalem avanzaba, y las brechas comenzaban a cerrarse, se encolerizaron en gran manera,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 yo aposté a la gente por familias en las partes bajas de detrás de la muralla, en lugares descubiertos, y la coloqué con sus espadas, lanzas y arcos.

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Nehemías 4:7
29 Referans Kwoze  

Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y el suyo; éste te aplastará la cabeza, y tú le acecharás al talón'.


Entonces Yahveh envió contra él bandas de caldeos, arameos, moabitas y amonitas; las envió contra Judá para destruirlo, según el oráculo que Yahveh hab a pronunciado por medio de sus siervos los profetas.


Después de esto, los moabitas, los amonitas y con ellos algunos meunitas fueron contra Josafat en son de guerra.


Sepa el rey que hemos ido a la provincia de Judá, al templo del gran Dios, que se está reconstruyendo con piedras talladas y muros recubiertos de madera. La obra se ejecuta con gran diligencia y adelanta en sus manos.


Al enterarse de ello Sanbalat, el joronita, y Tob as, el siervo amonita, les pareció muy mal que hubiera llegado alguien para procurar el bien a los israelitas.


Cuando Sanbalat, el joronita, y Tob as, el siervo amonita, y Guese, el árabe, lo supieron, se rieron de nosotros y nos despreciaron diciendo: 'Qué estáis haciendo? ¿Es que os rebeláis contra el rey?'.


Cuando Sanbalat y Tob as, los árabes, los amonitas y los de Asdod supieron que progresaba la restauración de las murallas de Jerusalén, y que hab an empezado a cerrarse las brechas, se irritaron sobremanera,


Cuando los jud os que viv an entre ellos vinieron a advertirnos diez veces: 'De todos los lugares en que habitan vienen contra nosotros',


Hice un reconocimiento y dije a los principales, a los consejeros y al resto del pueblo: '¡No los temáis! Acordaos del Se or grande y terrible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y vuestras hijas, por vuestras mujeres y vuestras casas'.


Cuando todos nuestros enemigos lo supieron, toda la gente de nuestro entorno quedó maravillada y reconocieron que esta obra hab a sido realizada gracias a nuestro Dios.


a todos los mestizos, a todos los reyes del pa s de Us y a todos los reyes del pa s de los filisteos: Ascalón, Gaza, Ecrón y lo que queda de Asdod;


Después Ismael hizo prisioneros a todo el resto de la población que hab a en Mispá, a las hijas del rey y a toda la población que hab a quedado en Mispá y que Nebuzardán, jefe de la escolta, hab a confiado a Godol as, hijo de Ajicán. Tras hacerlos prisioneros, Ismael, hijo de Netan as, se puso en camino para pasar a los amonitas.


As dice Yahveh: por tres cr menes de los hijos de Amón y por cuatro, no lo revocaré: porque abrieron en canal a las mujeres encintas de Galaad, para ensanchar su propio territorio.


Exterminaré al que habita en Asdod y al que empu a el cetro de Ascalón. Volveré mi mano contra Ecrón y perecerá el resto de los filisteos - dice el Se or Yahveh.


Proclamad en los palacios de Asdod y en los palacios del pa s de Egipto y decid: 'Congregaos en el monte de Samar a y mirad sus enormes desórdenes y cuántas opresiones en su interior'.


Ellos, al o rlos, llenos de rabia, estaban resueltos a acabar con ellos.


El dragón se enfureció contra la mujer y se fue a hacer la guerra contra los demás descendientes de ella, contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús.


Respondióles Najás, el amonita: 'Sólo con esta condición pactaré con vosotros: la de sacaros a todos el ojo derecho, para que sirva de afrenta a todo Israel'.


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