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Nehemías 4:3 - Biblia Castilian 2003

3 Entonces oramos a nuestro Dios y establecimos una guardia contra ellos d a y noche para defendernos de ellos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Tobías, el amonita, que estaba a su lado, comentó: «¡Esa muralla se vendría abajo si tan siquiera un zorro caminara sobre ella!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Nosotros en tanto orábamos a nuestro Dios y habíamos puesto una guardia de día y de noche para protegernos de ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y Tobías amonita, que estaba junto a él, dijo: ¡Hasta una zorra, si sube allí, podría derribar el muro de piedra que están construyendo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Entonces oramos a nuestro Dios y establecimos una guardia contra ellos día y noche para defendernos de ellos.

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Nehemías 4:3
8 Referans Kwoze  

Entonces Ben Hadad envió de nuevo a decirle: 'Que esto me hagan los dioses y esto me a adan, si hay bastante polvo en Samar a para llenar los pu os de toda la gente que me sigue'.


Él respondió: 'Si han salido en son de paz, prendedlos vivos; y si han salido en plan de guerra, procurad apresarlos también vivos'.


Haz ahora una apuesta con mi se or, el rey de Asiria: te doy dos mil caballos si eres capaz de procurarte jinetes para ellos.


Al enterarse de ello Sanbalat, el joronita, y Tob as, el siervo amonita, les pareció muy mal que hubiera llegado alguien para procurar el bien a los israelitas.


Cuando Sanbalat, el joronita, y Tob as, el siervo amonita, y Guese, el árabe, lo supieron, se rieron de nosotros y nos despreciaron diciendo: 'Qué estáis haciendo? ¿Es que os rebeláis contra el rey?'.


Cuando a Sanbalat, a Tob as, a Guesen, el árabe, y a los demás enemigos nuestros les llegó la noticia de que yo hab a reedificado la muralla, sin que quedara ya brecha alguna en ella, aunque en ese momento aún no hab an sido colocadas las hojas de las puertas,


por el monte de Sión, que está devastado. ¡Las raposas se pasean por él!


El bastardo no será admitido en la asamblea de Yahveh; ni siquiera en la décima generación entrará en ella.


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