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Nehemías 4:14 - Biblia Castilian 2003

14 As, pues, dondequiera que oigáis el sonido de la corneta, corred a reuniros all con nosotros; y nuestro Dios peleará por nosotros'.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Luego, mientras revisaba la situación, reuní a los nobles y a los demás del pueblo y les dije: «¡No le tengan miedo al enemigo! ¡Recuerden al Señor, quien es grande y glorioso, y luchen por sus hermanos, sus hijos, sus hijas, sus esposas y sus casas!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Por eso, apenas oigan el toque de la trompeta, vengan a juntarse con nosotros desde el lugar en donde estén y que nuestro Dios combata por nosotros'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Y miré, y me levanté y dije a los principales y a los prefectos y al resto del pueblo: ¡No temáis ante ellos! ¡Acordaos de Adonay, grande y prodigioso,° y luchad por vuestros hermanos, por vuestros hijos y vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Así, pues, dondequiera que oigáis el sonido de la corneta, corred a reuniros allí con nosotros; y nuestro Dios peleará por nosotros'.

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Nehemías 4:14
34 Referans Kwoze  

Sé valiente y esforcémonos por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios, y que Yahveh haga lo que sea de su agrado'.


'¡Sed fuertes y tened valor! No temáis ni os turbéis ante el rey de Asiria, ni ante toda la muchedumbre que viene con él, porque con nosotros está uno que es más grande que el que está con él.


Y dije: '¡Ay, Yahveh, Dios del cielo, Dios grande y terrible, que eres fiel a la alianza y a la misericordia para con los que te aman y observan tus mandamientos!


del norte llega la claridad. Hay en torno a Dios un esplendor temible:


Yo recuerdo los d as de anta o, medito en tus acciones y reflexiono sobre las obras de tus manos.


Yo sé ya desde ahora que el Se or socorrerá a su ungido, que él responderá desde su santo cielo con la fuerza de su diestra salvadora.


De David. El Se or es mi luz y mi socorro, ¿de quién he de temer? El Se or es el alcázar de mi vida, ¿de quién he de temblar?


Desistid y sabed: Yo soy Yahveh, exaltado entre las gentes, exaltado en la tierra.


Dichoso el que tú eliges, y que atraes a morar en tus atrios: nos saciaremos de los bienes de tu casa y de las ofrendas santas de tu templo.


decidle: '¡Cuán temibles son tus obras!'. Por tu mucho poder, tus mismos enemigos te cortejan,


Venid a contemplar las gestas del Se or, tus temibles prodigios en favor de los hombres.


Yahveh combatirá por vosotros; y vosotros no tendréis que hacer nada'.


Atascó las ruedas de sus carros, de modo que avanzaran muy lentamente. Dijéronse entonces los egipcios: 'Huyamos ante Israel porque Yahveh pelea por ellos contra Egipto'.


Piensa en tu Creador durante tu juventud, antes de que vengan los d as malos y lleguen los a os en que digas: 'No me gustan';


A los transgresores de la santa alianza los corromperá con halagos; pero el pueblo de los que conocen a Dios se mantendrá firme y tomará iniciativas.


Saldrá entonces Yahveh y peleará contra aquellas naciones, como peleó en otro tiempo el d a de la batalla.


No os rebeléis contra Yahveh ni tengáis miedo de la gente del pa s, porque será para nosotros pan comido. La sombra que los proteg a se ha alejado de ellos, mientras que Yahveh está con nosotros. No los temáis'.


No tengáis miedo a los que matan el cuerpo; que al alma no pueden matarla. Temed más bien a quien tiene poder para hacer que perezcan cuerpo y alma en la gehenna.


Mira: Yahveh, tu Dios, ha puesto este pa s delante de ti; sube, apodérate de él como te ha dicho Yahveh, el Dios de tus padres. No temas ni te asustes'.


Porque Yahveh vuestro Dios, es el Dios de los dioses y el Se or de los se ores, el Dios grande, fuerte y terrible, que no hace acepción de personas ni admite soborno;


Y as, nosotros podemos confiadamente decir: El Se or es quien me ayuda; nada temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?


¿No soy yo quien te da esta orden? Sé fuerte y animoso; no tiembles ni temas, porque Yahveh, tu Dios, irá contigo adondequiera que vayas'.


Cuando llegó, mandó sonar la trompeta en la monta a de Efra n. Los israelitas bajaron entonces del monte hacia él, y él se puso al frente de ellos.


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