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Nehemías 13:22 - Biblia Castilian 2003

22 Ordené asimismo a los levitas que se purificasen y viniesen a vigilar las puertas para santificar el d a del sábado. ¡También por esto, oh Dios m o, acuérdate de m, y ten piedad de m según tu gran misericordia!

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Biblia Reina Valera 1960

22 Y dije a los levitas que se purificasen y viniesen a guardar las puertas, para santificar el día del reposo. También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la grandeza de tu misericordia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Luego ordené a los levitas que se purificaran y vigilaran las puertas para preservar la santidad del día de descanso. ¡Recuerda también esta buena obra, oh Dios mío! Ten compasión de mí conforme a tu grande e inagotable amor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 También ordené a los levitas que se purificaran y que custodiaran las puertas para que se respetara el día sábado. ¡Por todo eso acuérdate tambiém de mí, Dios mío. Ten piedad de mí según tu gran misericordia!

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Por otra parte, ordené a los levitas que se purificaran y acudieran a guardar las puertas para santificar el día del shabbat. ¡Acuérdate de mí también por esto, oh Dios mío, y considérame conforme a la inmensidad de tu misericordia!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Ordené asimismo a los levitas que se purificasen y viniesen a vigilar las puertas para santificar el día del sábado. ¡También por esto, oh Dios mío, acuérdate de mí, y ten piedad de mí según tu gran misericordia!

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Nehemías 13:22
26 Referans Kwoze  

'¡Oh Yahveh! Acuérdate de que yo he andado en tu presencia con fidelidad e integridad de corazón, haciendo lo que es recto a tus ojos'. Y Ezequ as rompió en un gran llanto.


El rey dio orden al sumo sacerdote Jilqu as, a los sacerdotes de segundo orden y a los guardianes de la puerta de que sacaran del santuario de Yahveh todos los enseres fabricados para el culto de Baal, de la aserá y de todo el ejército del cielo. Los quemó fuera de Jerusalén, en los campos del Cedrón, y llevó las cenizas a Betel.


Los inmolaron los sacerdotes y derramaron la sangre sobre el altar, para expiar por los pecados de todo Israel, pues el rey hab a ordenado que el holocausto y el sacrificio de expiación fuera por todo Israel.


mandó Ezequ as ofrecer el holocausto sobre el altar. Y en el momento de comenzar el holocausto, comenzaron también los cantos a Yahveh y el sonar de las trompetas, acompa adas de los instrumentos de David, rey de Israel.


Después, el rey Ezequ as y los jefes ordenaron a los levitas que entonaran alabanzas a Yahveh con las palabras de David y de Asaf, el vidente. Ellos, con gran júbilo, cantaron las alabanzas y luego doblaron las rodillas y se postraron.


Josué engendró a Joaqu n; Joaqu n engendró a Eliasib; Eliasib engendró a Joadá;


Los sacerdotes y los levitas se purificaron, y purificaron al pueblo, las puertas y la muralla.


¡Acuérdate de m, oh Dios m o, por estas cosas, y no borres las obras piadosas que he hecho por el templo de Yahveh y por su servicio!


Y lo mismo hice para las ofrendas de le a a plazos fijos y para las primicias. ¡Acuérdate de m, oh Dios m o, para mi bien!


¡Acuérdate para mi bien, oh Dios m o, de todo lo que hice por este pueblo!


que Israel espere en el Se or, pues con él está la gracia y la total salvación.


destruyes los pregoneros del embuste. Del hombre sanguinario y fraudulento el Se or abomina.


Del director. Salmo. De David.


'¡Oh Yahveh! Acuérdate de que yo he andado en tu presencia con fidelidad e integridad de corazón, haciendo lo que es recto a tus ojos'. Y Ezequ as rompió en un gran llanto.


Reyes serán tus ayos y sus princesas tus nodrizas; rostro en tierra te adorarán y lamerán el polvo de tus pies, para que sepas que yo soy Yahveh y que no se avergüenzan quienes conf an en m '.


Abandone el imp o su camino, el hombre inicuo sus pensamientos, y vuelva a Yahveh, que se apiada de él, y a nuestro Dios, que perdona continuamente.


Mi orgullo se basa en el testimonio de nuestra conciencia de que hemos actuado en el mundo, y especialmente con vosotros, con la simplicidad y honradez de Dios, [y] no con sabidur a carnal, sino con la gracia de Dios.


Guarda el d a del sábado, para santificarlo, como te lo ha mandado Yahveh, tu Dios.


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