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Nehemías 13:1 - Biblia Castilian 2003

1 En aquel tiempo se leyó el libro de Moisés al pueblo, y se halló escrito en él que los amonitas y los moabitas no podr an entrar jamás en la comunidad de Dios,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Aquel día se leyó en el libro de Moisés, oyéndolo el pueblo, y fue hallado escrito en él que los amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Ese mismo día, mientras se leía al pueblo el libro de Moisés, se encontró el pasaje que dice que jamás se debe admitir a un amonita o a un moabita en la asamblea de Dios,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Por ese entonces se leyó el libro de Moisés ante el pueblo, pues allí estaba escrito: 'El amonita y el moabita quedarán para siempre excluidos de la asamblea de Dios,

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Aquel día se leyó en el Rollo de Moisés a oídos del pueblo, y se encontró escrito en él que los amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 En aquel tiempo se leyó el libro de Moisés al pueblo, y se halló escrito en él que los amonitas y los moabitas no podrían entrar jamás en la comunidad de Dios,

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Nehemías 13:1
22 Referans Kwoze  

Subió luego el rey al templo de Yahveh, acompa ado de todos los hombres de Judá y de todos los habitantes de Jerusalén: los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor; y leyó ante ellos todas las palabras del libro de la alianza encontrado en el templo de Yahveh.


Vi también por aquellos d as que algunos jud os tomaban mujeres de Asdod, de Amón y de Moab.


Al enterarse de ello Sanbalat, el joronita, y Tob as, el siervo amonita, les pareció muy mal que hubiera llegado alguien para procurar el bien a los israelitas.


Cuando Sanbalat, el joronita, y Tob as, el siervo amonita, y Guese, el árabe, lo supieron, se rieron de nosotros y nos despreciaron diciendo: 'Qué estáis haciendo? ¿Es que os rebeláis contra el rey?'.


Entonces oramos a nuestro Dios y establecimos una guardia contra ellos d a y noche para defendernos de ellos.


As, pues, el d a primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo la ley ante la asamblea, compuesta de hombres, de mujeres y de todos los que ten an uso de razón.


En pie, cada uno en su sitio, oyeron la lectura del libro de la ley de Yahveh, su Dios, durante una cuarta parte del d a. Durante otra cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Yahveh, su Dios.


Investigad en el libro de Yahveh y leed; no falta ni uno de ellos, pues fue su boca quien lo ordenó y su esp ritu quien los juntó.


Acerca de Moab. As dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: '¡Ay de Nebó, porque está devastada; Quiriatáin, avergonzada y tomada; avergonzada la acrópolis y derruida,


As dice Yahveh: por tres cr menes de los hijos de Amón y por cuatro, no lo revocaré: porque abrieron en canal a las mujeres encintas de Galaad, para ensanchar su propio territorio.


Mandó mensajeros a Balaán, hijo de Beor, a Petor, que está junto al r o, en el pa s de los hijos de Amav, para invitarle a venir, y le dijo: 'Un pueblo ha salido de Egipto, ha cubierto la superficie de la tierra y se ha instalado frente a m.


Él le contestó: '¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Cómo lees tú?'.


Después de la lectura de la ley y de los profetas, les mandaron aviso los jefes de la sinagoga diciendo: 'Hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, decidla'.


Porque desde hace muchas generaciones Moisés tiene en cada ciudad sus predicadores que lo leen en las sinagogas todos los sábados'.


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