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Nehemías 1:4 - Biblia Castilian 2003

4 Al o r estas palabras, me senté y romp a llorar, hice duelo durante algunos d as, ayuné y oré ante el Dios del cielo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Cuando oí esto, me senté a llorar. De hecho, durante varios días estuve de duelo, ayuné y oré al Dios del cielo,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Al oír eso, me senté y me puse a llorar. Y durante muchos días permanecí sumido en la tristeza: ayunaba y oraba ante el Dios del Cielo,

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Cuando oí estas palabras me senté, lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré ante el Dios de los cielos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Al oír estas palabras, me senté y rompí a llorar, hice duelo durante algunos días, ayuné y oré ante el Dios del cielo.

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Nehemías 1:4
22 Referans Kwoze  

Rogó David a Dios por el ni o, ayunaba con rigor y pasaba las noches acostado en el suelo.


'Por haberse conmovido tu corazón y por haberte humillado tú ante Yahveh al o r lo que he pronunciado contra este lugar y sus habitantes, que se han de convertir en objeto de desolación y maldición, y por haber rasgado tus vestiduras y llorado en mi presencia, yo también te he escuchado. ¡Oráculo de Yahveh!


Salomón hab a hecho un estrado de bronce, de cinco codos de largo, cinco de ancho y tres de alto, y lo hab a colocado en medio del atrio. Y subido en él, se postró de rodillas en presencia de toda la asamblea de Israel y, extendiendo sus manos al cielo,


'As habla Ciro, rey de Persia: Yahveh, el Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha encargado que le edifique un templo en Jerusalén de Judá.


Mientras Esdras oraba, llorando y postrado ante el templo de Dios, se congregó en torno a él un concurso muy numeroso de israelitas: hombres, mujeres y ni os. El pueblo lloraba muy copiosamente.


Al o r esto, rasgué mis vestiduras y mi manto, me arranqué pelos de la cabeza y de la barba y me senté desolado.


A la hora del sacrificio de la tarde, sal de mi abatimiento y, con mis vestidos y manto rasgados, ca de rodillas, extend las manos hacia Yahveh, mi Dios,


Yo les respond: 'El Dios del cielo nos hará triunfar. Nosotros, sus siervos, vamos a comenzar la reconstrucción. Pero vosotros no tendréis parte ni derecho ni recuerdo alguno en Jerusalén'.


D jome el rey: '¿Qué pretendes, pues?'. Encomendándome al Dios del cielo,


Tus siervos se complacen en sus piedras, tienen cari o hasta a su polvo.


Alabad al Dios del cielo, pues su amor es eterno.


A la orilla de los r os de Babel estábamos sentados y llorábamos, recordando a Sión.


Por aquellos d as, yo, Daniel, hice penitencia durante tres semanas.


a fin de que imploraran la misericordia del Dios del Cielo acerca de aquel misterio y no tuvieran que perecer Daniel y sus compa eros con los demás sabios de Babilonia.


Volv mi rostro al Se or para dirigirle oraciones y súplicas, en ayuno, saco y ceniza.


Él les respondió: 'Soy hebreo, y adoro a Yahveh, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra'.


como en los d as de fiesta, alejaré de ti la desgracia, el oprobio que pesa sobre ti.


Alegraos con los que se alegran. Llorad con los que lloran.


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