Nehemías 1:3 - Biblia Castilian 20033 Y me respondieron: 'El resto salvado, los que se han librado de la cautividad, están ahora all en la provincia llenos de aflicción y de afrenta. La muralla de Jerusalén está llena de brechas, y sus puertas están destruidas por el fuego'. Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 19603 Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego. Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente3 Me dijeron: «Las cosas no andan bien. Los que regresaron a la provincia de Judá tienen grandes dificultades y viven en desgracia. La muralla de Jerusalén fue derribada, y las puertas fueron consumidas por el fuego». Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)3 Me respondieron: 'Allá abajo, en la provincia, los que volvieron del cautiverio, los sobrevivientes, viven en la miseria y en medio de humillaciones; la muralla de Jerusalén está llena de hoyos y sus puertas, quemadas'. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion3 Y me dijeron: Los del remanente que quedan de la cautividad allí en la provincia están en gran desventura y humillación, y el muro de Jerusalem está lleno de brechas, y sus puertas han sido devastadas por el fuego. Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 19753 Y me respondieron: 'El resto salvado, los que se han librado de la cautividad, están ahora allí en la provincia llenos de aflicción y de afrenta. La muralla de Jerusalén está llena de brechas, y sus puertas están destruidas por el fuego'. Gade chapit la |
(1a) El a o segundo del reinado de Artajerjes el Grande, el d a primero del mes de nisán, tuvo un sue o Mardoqueo hijo de Ya r, hijo de Seme, hijo de Quis, de la tribu de Benjam n. (1b) Mardoqueo era un jud o que viv a en la ciudad de Susa, personaje muy importante, que serv a en el palacio del rey. (1c) Era de los deportados que Nabucodonosor, rey de Babilonia, hab a llevado de Jerusalén con Jecon as, rey de Judea. (1d) Y éste fue su sue o. Hab a gritos y alboroto, truenos y terremotos, temblor en la tierra. (1e) Y en esto dos grandes dragones avanzaron, uno y otro dispuestos a luchar, y lanzaron un gran rugido. (1f) A su rugido, todas las naciones se aprestaron para la guerra, para combatir contra la nación de los justos. (1g) Fue un d a de tinieblas y de oscuridad, de tribulación y de angustia, de estrago y de gran perturbación sobre la tierra. (1h) Toda la nación de los justos se turbó por miedo a tantos males; se dispon an a morir y clamaron a Dios. (1i) A su clamor, nació como de una peque a fuente un gran r o, agua en abundancia. (1k) La luz y el sol se levantaron; los humildes fueron ensalzados y devoraron a los revestidos de gloria. (1l) Cuando despertó Mardoqueo, ten a profundamente grabado el sue o y se empe ó a toda costa, hasta llegada la noche, en desentra ar su sentido y lo que Dios se propon a hacer. (1m) Mardoqueo viv a en el palacio con Gabat y Tarra, los dos eunucos del rey que custodiaban el palacio. (1n) All tuvo noticia de sus planes, descubrió sus proyectos y averiguó que se preparaban para poner sus manos sobre el rey Artajerjes. Entonces los denunció al rey. (1o) El rey mandó interrogar a los dos eunucos, que después de haberlo confesado, fueron llevados al suplicio. (1p) Para memoria de ello, el rey mandó poner estos hechos por escrito, y también Mardoqueo escribió sobre estos sucesos. (1q) El rey dio orden de que Mardoqueo desempe ase un cargo en el palacio y le dio regalos por su actuación. (1r) Pero Amán, hijo de Hamdatá, del pa s de Agag[, que gozaba del favor del rey, buscó la manera de hacer da o a Mardoqueo y a su pueblo por el asunto de los dos eunucos del rey. Sucedió en tiempos de Asuero, aquel Asuero que reinó desde la India hasta Etiop a sobre ciento veintisiete provincias,