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Miqueas 7:4 - Biblia Castilian 2003

4 Su bondad es como una zarza, su justicia como un seto de espinas. Es el d a que anunciaron tus centinelas: tu castigo ha llegado. ¡Ahora será el momento de su confusión!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 El mejor de ellos es como el espino; el más recto, como zarzal; el día de tu castigo viene, el que anunciaron tus atalayas; ahora será su confusión.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Hasta el mejor de ellos es como una zarza; el más honrado es tan peligroso como un cerco de espinos. Pero ahora viene con prontitud el día de juicio. Su hora de castigo ha llegado, un tiempo de confusión.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Su bondad es la del cardo, su honradez peor que una hilera de espinos. ¡Pobres de ellos! Ahora viene el juicio, el día de su castigo, y ahora no saben qué hacer.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 El mejor de ellos es como la zarza, El más recto, peor que un seto de espinos. Pero viene el día de pasar cuenta, El que anunciaron tus atalayas. ¡Entonces será su turbación!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Su bondad es como una zarza, su justicia como un seto de espinas. Es el día que anunciaron tus centinelas: tu castigo ha llegado. ¡Ahora será el momento de su confusión!

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Miqueas 7:4
16 Referans Kwoze  

¿Qué haréis el d a del castigo, ante el desastre que llega de lejos? ¿A quién acudiréis en busca de auxilio y dónde dejaréis vuestra riqueza?


Porque fue d a de pánico, conculcación y desconcierto que mandó el Se or, Yahveh Sebaot en el valle de la Visión: se desmoronó la muralla, llegó el griter o a la monta a.


En vez de la zarza, crecerá el ciprés; en vez de la ortiga, crecerá el mirto. Servirá para Yahveh de renombre, de se al eterna, imborrable.


son cosa vana, obra rid cula; al tiempo de su castigo perecerán.


También sus mercenarios son como novillos cebados; pero también ellos se vuelven, huyen a una, no resisten, pues les llega el d a de su ruina, el tiempo de su castigo.


Deber an avergonzarse de sus abominaciones. Pero no sólo no se avergüenzan, sino que ni siquiera saben lo que es ruborizarse. Por eso caerán entre los que caigan, el d a en que yo los visite se desplomarán - dice Yahveh -.


En cuanto a ti, hijo de hombre, no los temas, ni temas tampoco sus palabras, aunque sean para ti cardos y espinas y tengas que vivir entre escorpiones; no temas sus palabras ni te desanimes por causa de ellos, pues son una raza rebelde.


'No habrá ya para la casa de Israel espina punzante ni zarza lacerante entre todos sus vecinos que la desprecian; y sabrán que yo soy el Se or Yahveh'.


Y me preguntó: '¿Qué ves, Amós?'. 'Una cesta de fruta madura', respond. Yahveh me dijo: 'Mi pueblo Israel está maduro, no le perdonaré ya más.


Como mara a de zarzas, como paja reseca serán devorados los que se hartan de vino en sus festines.


Habrá se ales en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones serán presa de angustia por los bramidos del mar y el estruendo de las olas


pero si produce espinas y cardos, es rechazada y expuesta a maldición y terminará por ser quemada.


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