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Miqueas 7:2 - Biblia Castilian 2003

2 Desapareció de la tierra el piadoso, no queda un justo entre los hombres: todos acechan para derramar sangre, unos a otros se tienden redes,

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Biblia Reina Valera 1960

2 Faltó el misericordioso de la tierra, y ninguno hay recto entre los hombres; todos acechan por sangre; cada cual arma red a su hermano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 La gente que sigue a Dios ha desaparecido; no queda ni una sola persona honrada sobre la tierra. Son todos asesinos; les tienden trampas hasta a sus propios hermanos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Los creyentes han desaparecido del país, y entre sus habitantes no se encuentra ni siquiera un hombre justo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Desapareció el piadoso de la tierra, Y no hay más hombres rectos. Todos acechan para derramar sangre; Cada cual caza a su prójimo con una red.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Desapareció de la tierra el piadoso, no queda un justo entre los hombres: todos acechan para derramar sangre, unos a otros se tienden redes,

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Miqueas 7:2
29 Referans Kwoze  

A escondidas pone trampas, cual león en madriguera, tiende insidias para cazar al afligido, le aprisiona, arrastrándole en sus redes.


Del director, con el octacordio. Salmo. De David.


Salva, Se or, pues se acaban los piadosos, se terminan los fieles de entre los hijos de los hombres.


Elévate, Se or, sobre los cielos, sobre toda la tierra, tu esplendor.


Si te dicen: 'Vente con nosotros; conspiremos para derramar sangre, acechemos sin motivo al inocente;


Las palabras de los malvados son trampa mortal, pero a los rectos los salva su boca.


El pueblo se vejará, hombre a hombre, vecino a vecino, el joven afrentará al anciano, el villano al noble.


Perece el justo, y nadie hace caso. Se llevan a los hombres leales sin que nadie lo advierta. Por culpa del malvado se llevan al justo


Sus pies corren hacia el mal, se apresuran a verter sangre inocente. Sus planes son planes malvados, devastación y ruina hay en sus calzadas.


(19a) cada cual devora la carne de su prójimo: despedaza a derecha y queda con hambre, (19b) devora a izquierda y no se harta:


Mirad: voy a enviar a muchos pescadores - oráculo de Yahveh -, que los pescarán; y luego enviaré a muchos cazadores, que los cazarán en todas las monta as, en todas las colinas y en las grietas de las rocas.


Como sepulcro abierto es su aljaba, son guerreros todos ellos.


S, en mi pueblo hay malvados que acechan como cazadores, ponen trampas para cazar hombres.


Estuve atento y o: hablan como no deben nadie se arrepiente de su maldad diciendo: '¿Qué he hecho?'. Todos se precipitan en su carrera, como caballo lanzado al combate.


Espiaban nuestros pasos, Sade nos prohib an andar por nuestras plazas. Se acercaba nuestro fin, se cumpl an nuestros d as. S; nuestro fin ha llegado.


En ti se acepta soborno para derramar sangre; exiges interés y usura; explotas a tus prójimos con violencia, y a m me olvidas' - oráculo del Se or Yahveh.'


Porque as dice el Se or Yahveh: '¡Ay de la ciudad sanguinaria, olla que tiene cardenillo, cardenillo que no se le va! Saca afuera trozo a trozo, sin echarlos a suertes.


Escuchad esto, sacerdotes, atiende, casa de Israel, óyelo, casa real: sois vosotros los llamados a juicio, porque fuisteis lazo en Mispá, y red tendida en el Tabor.


Como una emboscada de bandidos, as es la horda de los sacerdotes: asesinan en el camino de Siquén realmente es infame su conducta.


Pero vosotros os alzáis como enemigos contra mi pueblo: arrebatáis el manto al pac fico, a todo el que pasa confiado cuando vuelve de la guerra.


que edificáis Sión con sangre y Jerusalén con cr menes.


Mas vosotros sois enemigos del bien y amáis el mal, arrancáis la piel que los recubre y su carne de encima de sus huesos.


Porque yo ya no tendré compasión de los habitantes del pa s - oráculo de Yahveh -. Mirad que yo mismo entregaré a cada cual en manos de su prójimo y en manos de su rey, ellos devastarán el pa s, sin que yo los libre de sus manos.


Los jud os apoyaban la acusación, afirmando que as era en realidad.


Hoy mismo han visto tus ojos que Yahveh te entregaba en mis manos en la cueva. Se me incitaba a matarte; pero sent piedad de ti y me dije: 'No extenderé yo mi mano contra mi se or, pues es el ungido de Yahveh'.


Que no caiga ahora mi sangre en tierra, lejos de la faz de Yahveh. El rey de Israel ha salido en busca de una pulga, como se persigue una perdiz en los montes'.


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