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Miqueas 7:14 - Biblia Castilian 2003

14 Pastorea a tu pueblo con tu cayado, al reba o de tu heredad, que mora apartado en un bosque, en medio de un vergel. ¡Que pazcan en Basán y Galaad, como en los d as de anta o!

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Biblia Reina Valera 1960

14 Apacienta tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu heredad, que mora solo en la montaña, en campo fértil; busque pasto en Basán y Galaad, como en el tiempo pasado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Oh Señor, protege a tu pueblo con tu vara de pastor; guía a tu rebaño, tu posesión más preciada. Aunque viva solo en un matorral en lo alto del monte Carmelo, que se alimente en los fértiles pastos de Basán y Galaad como lo hacía en tiempos pasados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Apacienta con tu vara a tu pueblo, al pequeño rebaño que te pertenece y que todavía permanece extraviado en los matorrales, en una zona de excelentes pastizales. Concédele que pueda ir a pastar en Basán y en Galaad, como lo hacía antiguamente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Apacienta a tu pueblo con tu cayado, Al rebaño de tu posesión, que habita solitario, En medio del bosque del Carmelo. Apacentarán sus rebaños en Basán y en Galaad, Como en los tiempos antiguos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Pastorea a tu pueblo con tu cayado, al rebaño de tu heredad, que mora apartado en un bosque, en medio de un vergel. ¡Que pazcan en Basán y Galaad, como en los días de antaño!

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Miqueas 7:14
35 Referans Kwoze  

Sabed bien que él es Dios: él nos ha hecho y somos suyos, su nación y reba o de sus pastos.


Yo recuerdo los d as de anta o, medito en tus acciones y reflexiono sobre las obras de tus manos.


Libera tú a tu pueblo, bendice a tu heredad, apaciéntalos y gu alos por siempre.


Él es nuestro Dios y nosotros el pueblo de sus pastos, el reba o conducido por su mano: ¡si escucharais hoy su voz!


pues, ¿en qué se conocerá que yo y tu pueblo gozamos de tu favor sino en que tú vienes con nosotros? En esto se nos distinguirá, a m y a tu pueblo, de cuantos pueblos hay sobre la superficie de la tierra'.


¡Qué bella eres, amada m a, qué hermosa eres! Tus ojos son palomas, a través de tu velo. Tus cabellos, como un hato de cabras ondulando en el monte Galaad.


Sucederá aquel d a: se tocará la trompeta gigante, y vendrán los perdidos en tierra de Asiria y los dispersos en tierra de Egipto, y adorarán a Yahveh en el monte santo, en Jerusalén.


Como el narciso ha de florecer; exultará, s, exultará jubiloso. Le ha sido concedida la gloria del L bano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria de Yahveh, el esplendor de nuestro Dios.


Por boca de tus mensajeros has escarnecido a mi Se or y has dicho: con la multitud de mis carros he subido a las cumbres de los montes, a las cimas del L bano. He talado sus más altos cedros, sus más escogidos cipreses. Penetré en sus lugares más remotos, en sus más frondosos bosques.


Como un pastor apacienta su reba o Él con su brazo recoge los corderos, en su regazo los lleva y conduce las madres.


No tendrán hambre ni sed, no los herirá el bochorno ni el sol, pues quien se apiada de ellos los gu a, y a los manantiales de agua los conduce.


Será el Sarón pastizal de ovejas, y el valle de Acor dehesa de bueyes para mi pueblo que me busca.


Levantaos, subid contra una nación tranquila, que habita segura - oráculo de Yahveh - que no tiene ni puertas ni cerrojos, vive solitaria.


Jerusalén se acuerda, Zain en sus d as de aflicción y de extrav o, de todos sus tesoros, que databan de tiempo inmemorial. Cuando cayó su pueblo en manos del opresor, sin que nadie la ayudara, sus opresores la vieron e hicieron burla de su ruina.


Conviértenos a ti, Yahveh, y nos convertiremos; renueva nuestros d as como anta o,


Multiplicaré en vosotras hombres y animales: serán muchos y fecundos; haré que seáis habitadas como en los tiempos antiguos, os trataré mejor que en vuestros comienzos y sabréis que yo soy Yahveh.


Todo diezmo de ganado mayor o menor, a saber, la décima parte de todo lo que pasa bajo el cayado, será cosa consagrada a Yahveh.


Aquel d a levantaré la caba a ca da de David: repararé sus brechas y reconstruiré sus ruinas; la restableceré como en los d as de anta o,


Ocuparán el Negueb y la monta a de Esaú, la Sefela y Filistea; la tierra de Efra n, el territorio de Samar a, Benjam n y Galaad.


Él será la paz. Asur invadirá nuestro pa s, pisará nuestro suelo; pero levantaremos contra él siete pastores y ocho pr ncipes del pueblo,


El resto de Israel no cometerá ya iniquidad, ni dirá mentiras, ni tendrá en su boca una lengua mendaz. Se apacentarán y descansarán, sin que nadie los inquiete.


Los haré volver del pa s de Egipto, y desde Asiria los reuniré; los llevaré a la tierra de Galaad, y el L bano no será bastante para ellos.


Entonces apacenté las ovejas de matanza destinadas a los tratantes. Tomé dos cayados; a uno lo llamé Gracia y al otro lo llamé Unión. As apacenté las ovejas.


Entonces será grata a Yahveh la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los d as de anta o, como en los tiempos antiguos.


Desde la cima de las rocas lo veo; desde lo alto de las colinas lo contemplo. Es un pueblo que habita aparte, que no es contado entre las naciones.


Los hijos de Rubén y de Gad ten an inmensos reba os. Viendo que el pa s de Yazer y el de Galaad eran regiones propicias para la cr a de ganado,


el pa s que Yahveh ha conquistado ante la comunidad de Israel, es tierra de pasto para el ganado y tus servidores tienen ganado'.


Y tú, Belén, tierra de Judá, de ningún modo eres la menor entre las grandes ciudades de Judá; porque de ti saldrá un jefe que gobernará a mi pueblo Israel'.


No son del mundo, como tampoco yo.


Israel habita en seguro, la fuente de Jacob mora aparte en un pa s de trigo y de vino, donde incluso el cielo destila roc o.


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