Miqueas 1:12 - Biblia Castilian 2003

¹² Ansiosamente esperan el bien los habitantes de Marot, cuando Yahveh ha hecho bajar la desdicha hasta la puerta de Jerusalén.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¹² Porque los moradores de Marot anhelaron ansiosamente el bien; pues de parte de Jehová el mal había descendido hasta la puerta de Jerusalén.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹² El pueblo de Marot con ansias espera la ayuda. Sin embargo, solo le espera amargura, porque el juicio del Señor llega a las puertas de Jerusalén.

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹² ¿Cómo podría ser feliz la que habita en Marot, cuando la desgracia que viene de Yavé golpea la puerta de Jerusalén?

La Biblia Textual 3a Edicion

¹² ¿Cómo espera el bien la que habita en Marot, Si de parte de YHVH ha bajado el mal hasta la puerta de Jerusalem?

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹² Ansiosamente esperan el bien los habitantes de Marot, cuando Yahveh ha hecho bajar la desdicha hasta la puerta de Jerusalén.

Miqueas 1:12 Referans Kwoze

Job 30:26

Yo esperaba la dicha y vino la desgracia, aguardaba la luz y llegó la oscuridad.

Isaías 45:7

Yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la felicidad y creo la desgracia. Soy yo, Yahveh, quien hace todo esto.

Jeremías 14:19

¿Has rechazado del todo a Judá, o tu alma está cansada de Sión? ¿Por qué nos has herido sin que tengamos cura? Esperábamos la paz, pero no ha habido bien alguno; el tiempo de la sanación, y se presenta el terror.

Jeremías 8:15

Esperábamos la paz, y no ha habido bien alguno; el tiempo de curación, y nos viene el terror.

Amós 3:6

¿Suena la trompeta en la ciudad sin que la gente se alarme? ¿Hay en la ciudad una desgracia que no haya dispuesto Yahveh?

Miqueas 1:9

Su llaga es incurable, se ha expandido hasta Judá, ha llegado hasta la puerta de mi pueblo, hasta Jerusalén.

Rut 1:20

Pero ella les dec a: 'No me llaméis ya Noem; llamadme Mará, porque el Omnipotente me ha llenado de amargura en demas a.

1 Samuel 4:13

Cuando llegó, El estaba sentado en una silla, junto al camino, en actitud vigilante, porque su corazón temblaba por el arca de Dios. Llegó, pues, el hombre para dar la noticia en la ciudad, y toda la ciudad se llenó de gritos.