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Mateo 6:5 - Biblia Castilian 2003

5 Y cuando hagáis vuestra oración, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar erguidos en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para exhibirse ante la gente. Os lo aseguro: ya están pagados.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 »Cuando ores, no hagas como los hipócritas a quienes les encanta orar en público, en las esquinas de las calles y en las sinagogas donde todos pueden verlos. Les digo la verdad, no recibirán otra recompensa más que esa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Cuando ustedes recen, no imiten a los que dan espectáculo; les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Yo se lo digo: ellos han recibido ya su premio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Cuando estéis orando, no seáis como los hipócritas, que aman orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para exhibirse ante los hombres.° De cierto os digo que ya están recibiendo toda su recompensa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Y cuando hagáis vuestra oración, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar erguidos en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para exhibirse ante la gente. Os lo aseguro: ya están pagados.

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Mateo 6:5
34 Referans Kwoze  

Presta o do, Se or, a mis palabras, considera mi lamento;


Por mi parte, yo clamo hacia el Se or, y el Se or me librará.


Yahveh abomina el sacrificio de los malos; pero se complace en la plegaria de los justos.


Yahveh abomina los corazones altaneros; jamás quedarán sin castigo.


Cuando extendáis vuestras palmas, me taparé los ojos; aunque multipliquéis las oraciones, no os escucharé. Vuestras manos están llenas de sangre:


Entonces, cuando me invoquéis y vengáis a suplicarme, os escucharé;


As, pues, el rey Dar o firmó el documento con la prohibición.


Y todo cuanto pidáis en la oración con fe, lo obtendréis'.


¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Pues ni vosotros entráis ni a los que están entrando les dejáis entrar.


Hacen todas sus obras para que los hombres los vean: por eso ensanchan sus filacterias y se ponen grandes borlas en el manto;


les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,


Procurad no hacer vuestras buenas obras delante de la gente para que os vean; de lo contrario, no tendréis recompensa ante vuestro Padre que está en los cielos.


Cuando ayunéis, no pongáis cara macilenta como los hipócritas, que adrede se desfiguran el rostro, para hacer ver a la gente que están ayunando; os lo aseguro: ya están pagados.


Por tanto, cuando vayas a dar una limosna, no mandes tocar la trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para recibir el aplauso de los hombres; os lo aseguro: ya están pagados.


rogad, pues, al due o de la mies que env e obreros a su mies'.


Y cuando estéis orando, si tenéis algo contra alguien, perdonadlo, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestros pecados'.


En su ense anza dec a: 'Guardaos de los escribas, que se complacen en pasearse con amplias vestiduras, acaparar los saludos en las plazas


¡Ay de vosotros, fariseos pues deseáis ocupar el primer asiento en las sinagogas y acaparar los saludos en las plazas!


Luego les propuso una parábola sobre la necesidad que ten an de orar siempre y de no cansarse nunca.


En cambio, el publicano se quedó a distancia y ni siquiera se atrev a a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Oh Dios! Ten misericordia de m, que soy pecador'.


que devoran las casas de las viudas mientras fingen entregarse a largos rezos. Éstos tendrán condenación más severa'.


En cambio: ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya tenéis vuestro consuelo!


Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid y recibiréis, y as vuestra alegr a será plena'.


Con toda clase de oraciones y súplicas, orad en toda ocasión en el Esp ritu, y velad juntos y con perseverancia, intercediendo por todo el pueblo santo,


Pero él da una gracia mayor. Por eso dice: Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.


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