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Mateo 2:4 - Biblia Castilian 2003

4 Y convocando a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, les estuvo preguntando dónde hab a de nacer el Cristo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Mandó llamar a los principales sacerdotes y maestros de la ley religiosa y les preguntó: —¿Dónde se supone que nacerá el Mesías?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Reunió de inmediato a los sumos sacerdotes y a los que enseñaban la Ley al pueblo, y les hizo precisar dónde tenía que nacer el Mesías.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y habiendo convocado a todos los principales sacerdotes y a los escribas del pueblo, les preguntaba dónde había de nacer el Mesías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Y convocando a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, les estuvo preguntando dónde había de nacer el Cristo.

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Mateo 2:4
30 Referans Kwoze  

Éstos estaban también al frente de los acarreadores y dirig an a todos los trabajadores ocupados en las distintas tareas. Hab a, además, levitas que eran escribas, inspectores y porteros.


Jilqu as tomó entonces la palabra y dijo a Safán, el secretario: 'He hallado el libro de la ley en el templo de Yahveh'. Y se lo entregó a Safán.


Igualmente todos los jefes, los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus prevaricaciones, siguiendo todas las abominaciones de los pueblos, y contaminaron el templo de Yahveh, que él se hab a consagrado en Jerusalén.


Esdras se levantó e hizo jurar a los jefes de los sacerdotes, de los levitas y de todo Israel que har an conforme a lo dicho. Y ellos lo juraron.


subió de Babilonia. Esdras era un escriba versado en la ley que Yahveh, Dios de Israel, hab a dado a Moisés. Y como la mano de Yahveh, su Dios, estaba con él, el rey le concedió todo cuanto le hab a pedido.


Salú, Amoc, Jilqu as y Yedayas. Éstos eran los jefes de los sacerdotes y de sus hermanos en los d as de Josué.


Los reyes de la tierra se levantan, los pr ncipes conspiran entre ellos contra el Se or y contra su Ungido:


¿Cómo podéis decir: somos sabios, y la ley de Yahveh está con nosotros? Pero es cierto que en mentira la ha convertido la pluma mentirosa de los escribas.


Los labios del sacerdote deben guardar la instrucción, y en su boca se busca la ense anza, porque él es el mensajero de Yahveh Sebaot.


Entonces les dijo: 'Por eso todo escriba convertido en disc pulo del reino de los cielos se parece a un due o de casa que saca de su almacén lo nuevo y lo viejo'.


Al enterarse el rey Herodes se sobresaltó, y toda Jerusalén con él.


Ellos le respondieron: 'En Belén de Judea; pues as está escrito por el profeta:


Cuando los pont fices y !os escribas vieron los milagros que estaba haciendo y a los ni os que gritaban en el templo: '¡Hosanna al Hijo de David!', se indignaron


Entró en el templo y, mientras estaba ense ando, se acercaron los pont fices y los ancianos del pueblo y le preguntaron: '¿Con qué autoridad haces tú esas cosas y quién te dio esa autoridad?'.


Se reunieron entonces los pont fices y los ancianos del pueblo en el palacio del sumo sacerdote, que se llamaba Caifás,


Todav a estaba él hablando cuando llegó Judas, uno de los Doce, acompa ado de gran tropel de gente con espadas y palos, enviados por los pont fices y los ancianos del pueblo.


Llegada la ma ana, todos los pont fices y los ancianos del pueblo, en consejo contra Jesús, tomaron el acuerdo de hacerle morir;


porque les ense aba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas.


Entonces comenzó a ense arles que el Hijo del hombre ten a que padecer mucho, que ser a reprobado por los ancianos, por los pont fices y por los escribas, y que ser a llevado a la muerte, pero que a los tres d as resucitar a;


Los escribas y los pont fices intentaron echarle mano en aquel mismo momento, porque se hab an dado cuenta de que por ellos hab a dicho esa parábola; pero tuvieron miedo al pueblo.


Entre tanto, los pont fices y los escribas estaban all, acusándolo con vehemencia.


Habiendo, pues, recibido Judas la cohorte y los guardias de los pont fices y [de] los fariseos, fue allá, con linternas, antorchas y armas.


Jesús le respondió: '¿Tú eres maestro de Israel, y no lo sabes?


Al enterarse los fariseos de que el pueblo rumoreaba esto acerca de él, los pont fices y los fariseos enviaron guardias para prenderlo.


Los escribas y los fariseos le traen una mujer que hab a sido sorprendida en adulterio. Y poniéndola delante,


Se alzó, pues, un griter o inmenso. Se pusieron en pie algunos escribas del partido de los fariseos y declararon con firmeza: 'No encontramos nada malo en este hombre. ¿Y si le ha hablado un esp ritu o un ángel?'.


A la ma ana siguiente se reunieron en Jerusalén sus jefes, los ancianos y los escribas,


Solivientaron, pues, al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y echándose sobre él, lo prendieron y lo condujeron al sanedr n.


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