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Mateo 18:31 - Biblia Castilian 2003

31 Al ver, pues, sus compa eros lo que hab a sucedido, se disgustaron mucho y fueron a contárselo todo a su se or.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 »Cuando algunos de los otros siervos vieron eso, se disgustaron mucho. Fueron ante el rey y le contaron todo lo que había sucedido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 Los compañeros, testigos de esta escena, quedaron muy molestos y fueron a contárselo todo a su señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 Viendo pues lo ocurrido, sus consiervos se entristecieron mucho, y fueron a referir a su señor todo lo sucedido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 Al ver, pues, sus compañeros lo que había sucedido, se disgustaron mucho y fueron a contárselo todo a su señor.

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Mateo 18:31
16 Referans Kwoze  

Ésta es la historia de Jacob. Ten a José diecisiete a os, todav a un ni o, y pastoreaba el ganado menor con sus hermanos, los hijos de Bilhá y los hijos de Zilpá, mujeres de su padre. José hizo saber a su padre la mala fama que ellos ten an.


R os de agua descienden de mis ojos de que tu ley no sea observada.


Cuando veo traidores, me da tedio de que no guarden tu palabra.


¡Quién me diera en el desierto un albergue de caminantes! Abandonar a a mi pueblo, me marchar a de su lado, pues todos son adúlteros, una banda de traidores.


El rey se puso muy triste; pero por haberlo jurado, y por los comensales, ordenó que se la dieran,


Al salir, aquel siervo se encontró con uno de sus compa eros que le deb a cien denarios; y, agarrándolo por el cuello, casi lo ahogaba mientras le dec a: '¡Paga lo que debes!'.


Pero él no consintió, sino que fue y lo metió en la cárcel, hasta que pagara lo que deb a.


El se or, entonces, lo mandó llamar a su presencia y le dijo: '¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné, porque me lo suplicaste.


Y mirándolos en torno con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: 'Extiende la mano'. Él la extendió, y la mano se le quedó sana.


Volvió el criado y le refirió a su se or estas cosas. Entonces el amo de casa se enfureció y dijo a su criado: 'Sal inmediatamente por las plazas y las calles de la ciudad, y a los pobres y tullidos y ciegos y cojos tráelos aqu '.


Cuando se acercó, al contemplar la ciudad, lloró por ella,


Alegraos con los que se alegran. Llorad con los que lloran.


Lo digo para mi vergüenza, por haberme mostrado débil. Pero en lo que alguien se atreva - hablo como un insensato -, me atrevo también yo.


Confiad en quienes os dirigen y obedecedles, pues ellos velan por vuestras almas sabiendo que tienen que rendir cuentas. As esto será para ellos tarea gozosa, y no llena de angustia, lo cual ser a perjudicial para vosotros.


Acordaos de los presos, como si compartierais con ellos la prisión; de los torturados, como si también vosotros estuvierais dentro de su piel.


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