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Mateo 10:3 - Biblia Castilian 2003

3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano, Santiago, el de Alfeo, y Tadeo;

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo (el cobrador de impuestos), Santiago (hijo de Alfeo), Tadeo,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el recaudador de impuestos; Santiago, el hijo de Alfeo, y Tadeo;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Felipe y Bartolomé,° Tomás y Mateo el publicano, Jacobo, el de Alfeo,° y Tadeo;°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano, Santiago, el de Alfeo, y Tadeo;

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Mateo 10:3
30 Referans Kwoze  

si no les hace caso, d selo a la comunidad. Y si tampoco a la comunidad le hace caso, sea para ti como un pagano o un publicano.


Entre ellas estaba Mar a Magdalena, Mar a la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.


Cuando Jesús se marchaba de all, vio a un hombre llamado Mateo, sentado en su despacho de cobrador de impuestos, y le dijo: 'S gueme'. Él se levantó y lo siguió.


Hab a además unas mujeres que miraban desde lejos, entre las cuales estaban también Mar a Magdalena, Mar a, la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé,


Al pasar, vio a Lev, el de Alfeo, sentado en su despacho de cobrador de impuestos, y le dice: 'S gueme'. Y él se levantó y lo siguió.


Andrés y Felipe, Bartolomé y Mateo, Tomás y Santiago el de Alfeo, Tadeo y Simón el Cananeo;


'Dos hombres subieron al templo para orar: el uno era fariseo y el otro publicano.


El fariseo, erguido, oraba as en su interior: '¡Oh Dios! Gracias te doy, porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano.


En cambio, el publicano se quedó a distancia y ni siquiera se atrev a a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Oh Dios! Ten misericordia de m, que soy pecador'.


Hab a all un hombre, llamado Zaqueo, muy rico, que era jefe de publicanos.


Después de esto, al salir, vio a un publicano, llamado Lev, en su despacho de cobrador de impuestos, y le dijo: 'S gueme'.


D cele Natanael: '¿De dónde me conoces?'. Jesús le contestó: 'Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, ya te vi'.


Tomás, llamado el Mellizo, dijo a sus condisc pulos: 'Vamos también nosotros a morir con él'.


Judas, no el Iscariote, le pregunta: 'Se or, ¿y cómo es eso de que te has de manifestar a nosotros y no al mundo?'.


D cele Tomás: 'Se or, si no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino?'.


Jesús le contesta: 'Llevo tanto tiempo con vosotros, ¿y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a m, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: 'Muéstranos al Padre'?


Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus disc pulos.


Entraron y subieron a la habitación donde se alojaban Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo y Simón de Zelotes y Judas el de Santiago.


Él hizo se as con la mano para que se callaran, les refirió cómo el Se or le hab a sacado de la cárcel y a adió: 'Contádselo a Santiago y a los hermanos'. Salió y se fue a otro lugar.


Cuando acabaron su informe, tomó la palabra Santiago y dijo: 'O dme, hermanos.


Al d a siguiente, fue Pablo con nosotros a ver a Santiago. Se hab an reunido todos los ancianos.


pero no vi a ningún otro apóstol, sino solamente a Santiago, el hermano del Se or.


y reconociendo la gracia que se me hab a dado, Santiago y Cefas y Juan, los considerados como columnas, nos dieron la mano en se al de comunión a m y a Bernabé, para que nosotros fuéramos a los gentiles, y ellos a los circuncisos.


Santiago, siervo de Dios y del Se or Jesucristo, a las doce tribus en la diáspora: salud.


Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Santiago, a los que fueron llamados, amados en Dios Padre y guardados en Jesucristo:


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