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Lucas 6:6 - Biblia Castilian 2003

6 Otro sábado entró en la sinagoga y se puso a ense ar. Y hab a all un hombre cuya mano derecha estaba seca.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Aconteció también en otro día de reposo, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Otro día de descanso, un hombre que tenía la mano derecha deforme estaba en la sinagoga mientras Jesús enseñaba.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Otro sábado Jesús había entrado en la sinagoga y enseñaba. Había allí un hombre que tenía paralizada la mano derecha.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 En otro sábado, que entró° en la sinagoga para enseñar, aconteció que estaba allí un hombre cuya mano° derecha estaba contraída.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Otro sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y había allí un hombre cuya mano derecha estaba seca.

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Lucas 6:6
14 Referans Kwoze  

Al o r el rey Jeroboán lo que el varón de Dios gritaba contra el altar de Betel, extendió su mano desde encima del altar y dijo: '¡Prendedlo!'. Pero se le secó la mano que hab a extendido contra él y no pudo volverla hacia s.


¡Ay del pastor incapaz que abandona las ovejas! ¡Caiga la espada sobre su brazo y sobre su ojo derecho! ¡Que su brazo se seque del todo, y se apague por completo su ojo derecho!'.


Recorr a toda Galilea, ense ando en las sinagogas, predicando el evangelio del reino y curando en el pueblo toda enfermedad y toda dolencia.


Un sábado, estaba él ense ando en una sinagoga.


Jesús tomó la palabra y dijo a los doctores de la ley y a los fariseos: '¿Es l cito curar en sábado o no?'.


Llegó a Nazaret, donde se hab a criado, y, según lo ten a por costumbre, entró en la sinagoga el d a de sábado y se levantó a leer.


Bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea. Los sábados se pon a a ense arles


Un sábado iba él atravesando un campo de mieses. Sus disc pulos arrancaban espigas y, desgranándolas entre las manos, se las com an.


Y a adió: 'Se or del sábado es el Hijo del hombre'.


Yac a en éstos una multitud de enfermos: ciegos, cojos, paral ticos.


Algunos fariseos dec an: 'Este hombre no viene de parte de Dios, pues no guarda el sábado'. Pero otros replicaban: '¿Cómo puede un pecador realizar se ales como éstas?'. Y hab a división entre ellos.


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