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Lucas 23:35 - Biblia Castilian 2003

35 El pueblo estaba all mirando. Los jefes se mofaban de él, diciendo: 'Ha salvado a otros; pues que se salve a s mismo, si él es el Cristo de Dios, el elegido'.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

35 Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si este es el Cristo, el escogido de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

35 La multitud observaba, y los líderes se burlaban. «Salvó a otros —decían—, que se salve a sí mismo si de verdad es el Mesías de Dios, el Elegido».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 La gente estaba allí mirando; los jefes, por su parte, se burlaban diciendo: 'Si salvó a otros, que se salve a sí mismo, ya que es el Mesías de Dios, el Elegido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 Y el pueblo estaba observando; y también los magistrados se burlaban, diciendo: Salvó a otros; sálvese a sí mismo, si éste es el Ungido de Dios, el Escogido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 El pueblo estaba allí mirando. Los jefes se mofaban de él, diciendo: 'Ha salvado a otros; pues que se salve a sí mismo, si él es el Cristo de Dios, el elegido'.

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Lucas 23:35
24 Referans Kwoze  

Mastines me circundan y me asedia una turba de malvados, ligadas mis manos y mis pies.


Y ahora, en mi ca da, se alegran ellos, se reúnen, confabulan para asestarme el golpe de improviso, y destrozan sin tregua.


Al invocarte atiéndeme, oh Dios, mi liberador. Tú eres quien me alivia en las angustias: apiádate y escucha mi plegaria.


Que sean sus cercados devastados y que sus tiendas no tengan morador.


'Dios le tiene abandonado: acosadle y prendedle: no hay nadie que le salve'.


Mirad a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien se complace mi alma. Puse mi esp ritu sobre él; dictará equidad a las naciones.


(7a) As dice Yahveh, redentor de Israel, su Santo, al despreciado en el alma, al aborrecido de las gentes, al siervo de los tiranos:


despreciado y abandonado de los hombres, varón de dolores, familiarizado con la dolencia, como aquél ante quien se tapa el rostro, despreciado, de modo que no le hicimos caso.


He sido la risa de todo mi pueblo, su cantilena de todos los d as.


'Pero sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén derramaré un esp ritu de gracia y de oración, y mirarán a aquel a quien ellos mismos traspasaron. Harán duelo por él como se hace duelo por el hijo único y llorarán amargamente por él como se llora amargamente por el primogénito.


Mirad a mi siervo, a quien yo eleg; a mi predilecto, en quien se complace mi alma. Sobre él pondré mi esp ritu, y él dictará equidad a las naciones.


mientras de los cielos salió una voz que dec a: 'Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco'.


Estaban oyendo todo esto los fariseos, que son avarientos, y se burlaban de él.


Entonces Pilato convocó a los pont fices a los jefes y al pueblo


Uno de los malhechores crucificados lo insultaba: '¿No eres tú el Cristo? Pues sálvate a t mismo y a nosotros'.


Acudid a él, piedra viva, desechada por los hombres, pero ante Dios escogida y preciosa.


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