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Lucas 2:34 - Biblia Castilian 2003

34 Simeón los bendijo; luego le dijo a Mar a, su madre: 'Mira: éste está puesto para ca da y resurgimiento de muchos en Israel, y para se al que será objeto de contradicción -

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

34 Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, este está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Entonces Simeón les dio su bendición y le dijo a María, la madre del bebé: «Este niño está destinado a provocar la caída de muchos en Israel, y también el ascenso de muchos otros. Fue enviado como una señal de Dios, pero muchos se le opondrán.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: 'Mira, este niño traerá a la gente de Israel caída o resurrección. Será una señal impugnada en cuanto se manifieste,

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Y Simeón los bendijo, y dijo a su madre Miriam: He aquí, Éste está puesto para caída y levantamiento de muchos en Israel, y para señal que es contradicha

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Simeón los bendijo; luego le dijo a María, su madre: 'Mira: éste está puesto para caída y resurgimiento de muchos en Israel, y para señal que será objeto de contradicción -

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Lucas 2:34
38 Referans Kwoze  

y bendijo a Abrán diciéndole: 'Bendito sea Abrán del Dios Alt simo, creador del cielo y de la tierra.


Después José hizo venir a Jacob, su padre, y lo presentó al Faraón. Jacob bendijo al Faraón.


Examinó Moisés toda la obra y vio que estaba terminada. Reconoció que la hab an llevado a cabo tal como Yahveh hab a ordenado. Y Moisés los bendijo.


Aqu estoy yo y mis hijos, los que Yahveh me ha dado, como se ales y portentos en Israel, de parte de Yahveh Sebaot, que habita en el monte Sión.


Efra n, ¿qué tiene ya que ver con los dolos? Yo lo escucho y lo protejo. Soy como un ciprés siempre verde; gracias a m se hallará fruto en ti.


Llegó el Hijo del hombre, que come y que bebe, y dicen: 'Éste es un comilón y un bebedor, amigo de publicanos y pecadores'. Pero la sabidur a fue reconocida por sus obras.


Todav a estaba él hablando al pueblo cuando su madre y sus hermanos, que se hab an quedado fuera, intentaban hablar con él.


[El que caiga sobre esta piedra, se estrellará; y aquel sobre quien ella caiga, quedará aplastado]'.


y le dijeron: 'Se or, nos hemos acordado de que aquel impostor, cuando todav a viv a, dijo: 'A los tres d as resucitaré'.


y a ti una espada te atravesará el alma -, para que queden patentes los pensamientos de muchos corazones'.


Pues todo el que obra el mal odia la luz y no se acerca a la luz, para que no se descubra la maldad de sus obras.


Por esto, precisamente, los jud os pon an aún más empe o en matarlo: porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que, además, dec a que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios.


Pero al ver los jud os la muchedumbre, se llenaron de envidia y contradec an con injurias las afirmaciones de Pablo.


Al no dar con ellos, arrastraron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad vociferando: 'Éstos son los agitadores del mundo entero; han llegado hasta aqu


Hemos descubierto que éste es un hombre pest fero y promotor de tumultos entre todos los jud os dispersos por el mundo, como cabecilla de la secta de los nazarenos.


Sólo deseamos o r de tus labios lo que sientes. Porque lo que sabemos de esta secta es que en todas partes se la contradice'.


¿A qué esa agitación de las naciones y ese vano murmullo de los pueblos? Se han juntado los reyes de la tierra y los pr ncipes han conspirado contra el Se or y contra su Ungido.


La palabra de Dios se propagaba y el número de disc pulos se multiplicaba extraordinariamente en Jerusalén, e incluso una gran multitud de sacerdotes abrazaban la fe.


¿Y por qué? Porque no la buscaba en la fe, sino en las obras. Tropezaron con la piedra de tropiezo,


Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los jud os; necedad para los gentiles;


Este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios alt simo, salió al encuentro de Abrahán, cuando éste regresaba de derrotar a los reyes, y lo bendijo;


Está fuera de discusión que la bendición la da el superior al inferior.


Dichosos vosotros si sois ultrajados por el nombre de Cristo, porque el esp ritu de la gloria, el de Dios, descansa sobre vosotros.


El bendec a a Elcaná y a su esposa, y le dec a: 'Que Yahveh te dé descendencia por esta mujer, a cambio del don que ella consagró a Yahveh'. Y se volv an a su lugar.


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