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Lucas 16:3 - Biblia Castilian 2003

3 El administrador se dijo entonces para s: '¿Qué voy a hacer, ahora que mi se or me quita la administración? Para cavar, ya no tengo fuerzas; pedir limosna, me da vergüenza.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 »El administrador pensó: “¿Y ahora qué haré? Mi jefe me ha despedido. No tengo fuerzas para cavar zanjas y soy demasiado orgulloso para mendigar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 El administrador se dijo: '¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón me despide de mi empleo? Para trabajar la tierra no tengo fuerzas, y pedir limosna me da vergüenza.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré?,° porque mi amo me quita la mayordomía. Para cavar, no tengo fuerzas, y mendigar, me da vergüenza.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 El administrador se dijo entonces para sí: '¿Qué voy a hacer, ahora que mi señor me quita la administración? Para cavar, ya no tengo fuerzas; pedir limosna, me da vergüenza.

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Lucas 16:3
26 Referans Kwoze  

Entró Amán y el rey le preguntó: '¿Qué se debe hacer con un hombre a quien el rey se complace en honrar?'. Amán se dijo en su interior: '¿A quién, sino a m, se complace el rey en honrar?'.


El perezoso ambiciona, pero su deseo es vano; el deseo de los diligentes se ve cumplido.


El camino del perezoso es seto de zarzas; la senda de los diligentes, camino real.


El que se muestra negligente en su trabajo es pariente próximo del que destruye.


La pereza sumerge en el letargo, el indolente padece hambre.


El perezoso no ara en el oto o; busca luego en la siega, pero en vano.


Esclavo mimado en su infancia al fin terminará por rebelarse.


¿Qué haréis el d a del castigo, ante el desastre que llega de lejos? ¿A quién acudiréis en busca de auxilio y dónde dejaréis vuestra riqueza?


los profetas profetizan con mentira, los sacerdotes gobiernan por su cuenta, y mi pueblo as lo quiere. Pero ¿qué haréis cuando llegue el fin?


¿Qué haréis el d a de la solemnidad, el d a de la fiesta de Yahveh?


Al atardecer, dice el se or de la vi a a su administrador: 'Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y acabando por los primeros'.


Llegan, pues, a Jericó. Y al salir él de Jericó, con sus disc pulos y numeroso pueblo, el hijo de Timeo, Bartimeo, mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.


Y discurr a para s de esta forma: '¿Qué voy a hacer, si ya no tengo dónde almacenar mis cosechas?'.


Lo llamó, pues, y le dijo: '¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración; que ya no podrás seguir de administrador'.


A su puerta yac a un pobre, llamado Lázaro, cubierto de llagas.


Sucedió, pues, que el pobre murió, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Murió también el rico, y fue sepultado.


Ya sé lo que tengo que hacer, para que, cuando quede destituido de la administración, la gente me acoja en sus casas'.


Él la ignoró durante mucho tiempo. Pero luego pensó para sus adentros: 'Aunque no temo a Dios ni tengo consideración alguna con los hombres,


Los vecinos y los que de antes lo conoc an, pues era un mendigo, dec an: '¿No es éste el que estaba sentado pidiendo limosna?'.


en el momento en que llevaban a un hombre, cojo de nacimiento, al que pon an todos los d as ante la puerta del templo llamada Preciosa, para pedir limosna a los que entraban en el templo.


Pero levántate, entra en la ciudad y te dirán lo que has de hacer'.


Porque nos han llegado noticias de que entre vosotros hay algunos que van por ah dando vueltas sin hacer nada y metiéndose en todo.


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