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Lucas 11:2 - Biblia Castilian 2003

2 Él les dijo: 'Cuando vayáis a orar, decid: Padre, santificado sea tu nombre; venga tu reino.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Jesús dijo: —Deberían orar de la siguiente manera: »Padre, que siempre sea santificado tu nombre. Que tu reino venga pronto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Les dijo: 'Cuando recen, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Les dijo: Cuando oréis, decid: Padre,° santificado sea tu nombre. Venga tu reino.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Él les dijo: 'Cuando vayáis a orar, decid: Padre, santificado sea tu nombre; venga tu reino.

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Lucas 11:2
45 Referans Kwoze  

escúchalo tú desde el cielo, lugar de tu morada, y haz todo cuanto ese extranjero te pida, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, lo mismo que te teme tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado en este templo que acabo de edificar.


Pero ahora, oh Yahveh, Dios nuestro, sálvanos de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que sólo tú, oh Yahveh, eres Dios'.


dijo: 'Yahveh, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú el Dios que está en el cielo y no dominas tú sobre todos los reinos de las naciones? ¿No están en tus manos la fuerza y el poder, sin que nadie pueda resistirte?


Bendecid al Se or, ángeles suyos, héroes potentes que cumpl s sus ordenanzas, obedeciendo la voz de su palabra.


Tus gracias son mayores que los cielos tu lealtad hasta las nubes.


Yahveh en su santuario, el Se or desde su trono celestial, observa con sus ojos, con su vista examina los hijos de los hombres.


Tus gracias son mayores que los cielos y tu fidelidad hasta las nubes.


De los muchos afanes nacen los sue os, y de las muchas palabras las necedades.


Porque tú eres nuestro padre; Abrahán no sabe de nosotros, ni Israel nos reconoce. Tú, Yahveh, eres nuestro padre; tu nombre desde siempre 'Nuestro redentor'.


Voy a mostrar la santidad de mi gran nombre, profanado en las naciones en donde vosotros lo habéis profanado; y as sabrán las naciones que yo soy Yahveh - oráculo del Se or Yahveh -, cuando muestre en vosotros mi santidad ante sus ojos.


pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios, y él ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá al fin de los d as. Tu sue o y las visiones de tu mente, las que tuviste mientras estabas en el lecho, son las siguientes:


Por el tiempo de esos reyes, suscitará el Dios del Cielo un reino que nunca será destruido ni será entregado a otro pueblo. Pulverizará y aniquilará a todos esos reinos, mientras que él permanecerá por siempre,


Mas los santos del Alt simo recibirán el reino y lo poseerán eternamente y por los siglos de los siglos'.


El reino y el dominio y la grandeza de los reinos bajo el cielo les serán dados al pueblo de los santos del Alt simo. Su reino es un reino eterno, y todos los imperios le servirán y le obedecerán'.


Vuelve, Israel, a Yahveh, tu Dios, porque has tropezado por tu culpa.


Dijo Moisés a Aarón: esto es lo que hab a dicho Yahveh: 'En los que se me acercan demostraré que yo soy santo y a los ojos de todo el pueblo seré glorificado'. Aarón calló.


Podrás ofrecer como sacrificio voluntario una cabeza de ganado mayor o menor hipertrofiada o raqu tica; pero estas v ctimas no serán aceptadas para los sacrificios hechos en cumplimiento de un voto.


Pero la tierra se llenará del conocimiento de la gloria de Yahveh, como las aguas cubren el mar.


Por tanto, respecto a todo aquel que se ponga de mi parte ante de los hombres, también yo me pondré de su parte ante mi Padre que está en los cielos.


'Convert os, porque el reino de los cielos está cerca'.


Alumbre as vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.


Un d a estaba él orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus disc pulos: 'Se or, ensé anos a orar, como también Juan ense ó a sus disc pulos'.


A todos los amados de Dios que estáis en Roma, llamados a ser pueblo santo: gracia y paz a vosotros de parte de Dios nuestro Padre y del Se or Jesucristo.


Vosotros no habéis recibido un Esp ritu que os haga esclavos y os lleve de nuevo al temor, sino que habéis recibido un Esp ritu que os hace hijos adoptivos, en virtud del cual clamamos: '¡Abbá! ¡Padre!'


gracia y paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y del Se or Jesucristo.


gracia y paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y del Se or Jesucristo.


que se entregó a s mismo por nuestros pecados, para arrancarnos del perverso mundo actual, según la voluntad de Dios, nuestro Padre,


gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Se or Jesucristo.


gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Se or Jesucristo.


A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


al pueblo santo que hay en Colosas y fieles hermanos en Cristo: gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre.


Pablo, Silvano y Timoteo a la iglesia de los tesalonicenses, fundada en Dios Padre y en el Se or Jesucristo: gracia y paz a vosotros.


ante Dios, nuestro Padre, recordamos la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y la constancia de vuestra esperanza en nuestro Se or Jesucristo.


Y el propio Se or nuestro Jesucristo, y Dios, nuestro Padre, que nos amó y nos dio, en su gracia, una consolación eterna y una maravillosa esperanza, consuele vuestros corazones y los afiance en toda obra y palabra buena.


Tocó el séptimo ángel. Y hubo grandes voces en el cielo que dec an: 'El reino del mundo ha pasado a nuestro Se or y a su Cristo. Él reinará por los siglos de los siglos'.


¿Quién no temerá, Se or, y no glorificará tu nombre? Porque sólo tú eres santo, porque todos los pueblos vendrán y se postrarán ante ti, porque tus justos designios han quedado manifiestos'.


Y o un clamor como de numerosa muchedumbre, como estruendo de muchas aguas y estampido de poderosos truenos, que dec a: '¡Aleluya! Porque ha comenzado a reinar el Se or, nuestro Dios todopoderoso.


Luego vi tronos. A los que se sentaron en ellos se les dio poder de juzgar. Y vi las almas de los que hab an sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y de la Palabra de Dios, y a cuantos no hab an adorado la bestia ni su imagen, ni hab an recibido la marca en la frente ni en la mano. Volvieron a la vida y reinaron con Cristo por mil a os.


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