Levítico 26:22 - Biblia Castilian 2003

²² Soltaré contra vosotros bestias salvajes, que os arrebatarán vuestros hijos, despedazarán vuestro ganado y os diezmarán, de modo que vuestros caminos quedarán desiertos.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

²² Enviaré también contra vosotros bestias fieras que os arrebaten vuestros hijos, y destruyan vuestro ganado, y os reduzcan en número, y vuestros caminos sean desiertos.

Biblia Nueva Traducción Viviente

²² Enviaré animales salvajes que los privarán de sus hijos y destruirán su ganado. Ustedes disminuirán en número y sus caminos quedarán desiertos.

Biblia Católica (Latinoamericana)

²² Soltaré contra ustedes la fiera salvaje, que les devorará sus hijos, exterminará los ganados y los reducirá a unos pocos, de modo que nadie ya ande por los caminos de su país.

La Biblia Textual 3a Edicion

²² Enviaré contra vosotros a la fiera del campo, que os arrebatará los hijos y destruirá vuestros animales, y os reducirá en número, de modo que vuestros caminos queden desolados.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

²² Soltaré contra vosotros bestias salvajes, que os arrebatarán vuestros hijos, despedazarán vuestro ganado y os diezmarán, de modo que vuestros caminos quedarán desiertos.

Levítico 26:22 Referans Kwoze

2 Reyes 17:25

Al principio de su estancia all no tem an a Yahveh, por lo que Yahveh envió contra ellos leones que los devoraban.

2 Reyes 2:24

Se volvió para atrás, los miró y los maldijo en nombre de Yahveh. Y al momento salieron del bosque dos osos y despedazaron a cuarenta y dos de los muchachos.

2 Crónicas 15:5

En ese tiempo no habrá paz para nadie, porque grandes tribulaciones pesarán sobre todos los habitantes de los diversos pa ses.

Isaías 24:6

Por eso la maldición devora la tierra, y exp an la culpa los que la habitan; por eso disminuyen los habitantes y quedan hombres contados.

Isaías 33:8

Están desiertos los caminos, nadie pasa ya por el sendero. Rompió la alianza, despreció las ciudades, a nadie respetó.

Jeremías 15:3

Voy a imponerles cuatro clases de males: - oráculo de Yahveh -: la espada para matar, los perros para despedazar, las aves del cielo para devorar, las fieras de la tierra para aniquilar.

Jeremías 42:2

y dijeron al profeta Jerem as: '¡Ojalá llegue ante ti nuestra súplica! Ruega a Yahveh, tu Dios, por nosotros, por todo este resto, pues de muchos que éramos quedamos unos pocos, como estás viendo con tus propios ojos,

Lamentaciones 1:4

Los caminos de Sión están de luto, Dálet porque nadie acude a las fiestas; desiertas están todas sus puertas, sus sacerdotes gimen, se afligen sus doncellas, y ella misma está colmada de amargura.

Ezequiel 14:15

Si yo hiciera pasar por ese pa s bestias salvajes que lo despoblaran y quedara como un desierto, sin un solo transeúnte por causa de los animales,

Ezequiel 14:21

'Pues as dice el Se or Yahveh: 'Ciertamente si yo env o contra Jerusalén mis cuatro peores castigos: espada, hambre, fieras y peste, para exterminar de ella a hombres y animales;

Ezequiel 33:28

Haré del pa s una desolación y un desierto; acabará su orgullosa potencia, y las monta as de Israel quedarán desoladas, sin uno que pase.

Ezequiel 5:17

Enviaré contra vosotros el hambre y fieras salvajes que te privarán de hijos; la peste y la sangre pasarán por ti, y traeré la espada contra ti. Yo, Yahveh, he hablado.'

Levítico 26:6

Daré paz a la tierra, y dormiréis sin que nadie os inquiete. Haré desaparecer del pa s las bestias da inas y no pasará por vuestra tierra la espada.

Miqueas 3:12

Justamente por vuestra culpa, Sión será arada como un campo, Jerusalén reducida a un montón de ruinas y el monte del templo a un cerro de maleza.

Zacarías 7:14

Los he dispersado entre todas las naciones que no conoc an. y la tierra quedó desolada cuando se fueron, sin que nadie transitara por ella. As han convertido en desierto un pa s delicioso'.

Deuteronomio 32:24

Cuando estén extenuados por el hambre, devorados por la fiebre y por la pestilencia mort fera, mandaré contra ellos dientes de fieras y veneno de reptantes por el polvo.

Jueces 5:6

En los d as de Sangar, hijo de Anat, en los d as de Yael, no hab a caravanas; los que antes caminaban por calzadas andaban ahora por senderos tortuosos.