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Jueces 20:41 - Biblia Castilian 2003

41 Entonces los hombres de Israel dieron la vuelta y los benjaminitas fueron presa del pánico, al ver que el desastre se les ven a encima.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

41 Entonces se volvieron los hombres de Israel, y los de Benjamín se llenaron de temor, porque vieron que el desastre había venido sobre ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

41 los hombres de Israel giraron y los atacaron. En ese instante, los hombres de Benjamín se aterrorizaron, porque se dieron cuenta de que se les venía el desastre encima.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

41 Los hombres de Israel atacaron y cundió el pánico entre los benjaminitas; comprendieron que les había caído encima la desgracia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

41 Entonces los hombres de Israel se volvieron, en tanto que los de Benjamín se consternaron, pues veían que la catástrofe había caído sobre ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

41 Entonces los hombres de Israel dieron la vuelta y los benjaminitas fueron presa del pánico, al ver que el desastre se les venía encima.

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Jueces 20:41
14 Referans Kwoze  

Al ntegro le allana el camino su justicia; el malvado tropieza en su maldad.


A los rectos los salva su justicia; los imp os son v ctimas de su propia ambición.


Bajo los pasos del malvado hay una trampa, pero el justo corre gozoso.


El malvado se enreda en sus propias maldades y es capturado en el lazo de su culpa.


Temieron en Sión los pecadores, temblor sobrecogió a los imp os. ¿Quién de nosotros morará en fuego devorador? ¿Quién de nosotros morará en hogueras eternas?


y los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad de lo que están viendo venir sobre la tierra. Porque el mundo de los astros se desquiciará.


Cuando estén diciendo: 'Paz y seguridad', entonces, de repente, se abatirá sobre ellos la calamidad, como los dolores de parto sobre una mujer encinta; y no habrá manera de escapar.


Al volver la vista hacia atrás, los hombres de Ay vieron la humareda que de la ciudad sub a al cielo, pero ya no pudieron escapar ni por un lado ni por otro, porque las tropas que hu an hacia el desierto se volvieron contra sus perseguidores.


Mas aquéllos, como animales irracionales destinados por la naturaleza a ser piezas de caza y perecer, que blasfeman de lo que ignoran, en su corrupción serán destruidos


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