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Jueces 18:10 - Biblia Castilian 2003

10 Cuando lleguéis, encontraréis un pueblo confiado; y la tierra es espaciosa en todas direcciones. Ciertamente que Dios ha de entregar en vuestras manos una región donde no falta nada de cuanto hay en la tierra'.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Cuando vayáis, llegaréis a un pueblo confiado y a una tierra muy espaciosa, pues Dios la ha entregado en vuestras manos; lugar donde no hay falta de cosa alguna que haya en la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Cuando lleguen, verán que los habitantes llevan una vida despreocupada. Dios nos ha dado un territorio espacioso y fértil, ¡que no carece de nada!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Hallarán allí un pueblo sin desconfianza. Su territorio es largo y ancho, Dios lo ha puesto en nuestras manos. Allí nada falta de lo que puede hallarse en la tierra'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Cuando lleguéis, entraréis a un pueblo confiado y a una tierra espaciosa. Ciertamente, ’Elohim la ha entregado en vuestra mano. Es un lugar donde no falta cosa alguna que haya en la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Cuando lleguéis, encontraréis un pueblo confiado; y la tierra es espaciosa en todas direcciones. Ciertamente que Dios ha de entregar en vuestras manos una región donde no falta nada de cuanto hay en la tierra'.

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Jueces 18:10
14 Referans Kwoze  

He bajado para liberarlo de la mano de los egipcios y subirlo de ese pa s a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al lugar donde viven los cananeos, los hititas, los amorreos, los perizeos, los jiveos y los jebuseos.


Aquel d a, con la mano en alto les juré sacarlos del pa s de Egipto hacia una tierra que yo mismo hab a explorado, un pa s que mana leche y miel, el más espléndido de todos los pa ses.


como lo han hecho los descendientes de Esaú, que habitan en Se r, y los moabitas, que habitan en Ar, hasta que pase el Jordán en dirección al pa s que Yahveh, nuestro Dios, nos va a dar'.


Ahora, pues, Israel, escucha los preceptos y las normas que os ense o y ponedlos en práctica, para que viváis y entréis a poseer la tierra que os da Yahveh, Dios de vuestros padres.


A los ricos de este mundo, recomiéndales que no sean altivos, ni pongan su esperanza en cosa tan insegura como la riqueza, sino en Dios, que nos provee de todo espléndidamente para nuestra satisfacción;


Entonces los dos hombres se volvieron, bajaron de la monta a y, atravesando el r o, llegaron hasta Josué, hijo de Nun, al que narraron todo lo que les hab a sucedido.


Dijeron, pues, a Josué: 'Ciertamente Yahveh entrega en nuestras manos todo ese pa s, pues todos los moradores están temblando ante nuestra presencia'.


Al dar la séptima vuelta tocaron los sacerdotes las trompetas y Josué dijo al pueblo: '¡Lanzad el grito de guerra, porque Yahveh os entrega la ciudad!


Emigraron de all, de Sorá y Estaol, seiscientos hombres de la tribu de Dan, bien equipados de armas de guerra.


Ellos se apoderaron, pues, de lo que hab a fabricado Micá y del sacerdote que estaba con él y se dirigieron contra Lais, contra un pueblo tranquilo y confiado; los pasaron a filo de espada, y prendieron fuego a la ciudad.


Los cinco hombres partieron y llegaron a Lais. Vieron que aquella gente viv a confiada, a la manera de los sidonios, tranquila y segura, sin que faltara nada en el pa s, rico en recursos, alejado de los sidonios y sin relación alguna con nadie.


Ellos respondieron: 'Preparémonos a subir contra ellos. Hemos visto la tierra, que realmente es buena. No perdáis tiempo ni vaciléis en poneros en camino para ir a ocupar esa tierra.


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