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Jueces 15:14 - Biblia Castilian 2003

14 Cuando llegaba a Lej, los filisteos salieron gritando a su encuentro, pero entonces lo invadió el esp ritu de Yahveh y los cordeles con que ten a atados los brazos fueron como hilos de lino consumidos por el fuego, de modo que las ligaduras se deshicieron entre sus manos.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Y así que vino hasta Lehi, los filisteos salieron gritando a su encuentro; pero el Espíritu de Jehová vino sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Cuando Sansón llegó a Lehi, los filisteos salieron gritando de triunfo. Sin embargo, el Espíritu del Señor vino con poder sobre Sansón, y él rompió las sogas que tenía atadas en los brazos como si fueran hilos de lino quemados, y cayeron de las muñecas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Cuando estaba ya cerca de Lehi, salieron a su encuentro los filisteos lanzando gritos de alegría. Entonces se apoderó de él el espíritu de Yavé. Las cuerdas que amarraban sus brazos se volvieron para él como hilos de lino quemado, y se deshicieron las ataduras de sus manos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Él iba llegando a Lehi cuando los filisteos alzaron el grito corriendo a su encuentro. Entonces el Espíritu de YHVH lo invadió, y las sogas que estaban en sus brazos fueron como lino quemado al fuego, y sus ataduras se desprendieron de sus manos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Cuando llegaba a Lejí, los filisteos salieron gritando a su encuentro, pero entonces lo invadió el espíritu de Yahveh y los cordeles con que tenía atados los brazos fueron como hilos de lino consumidos por el fuego, de modo que las ligaduras se deshicieron entre sus manos.

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Jueces 15:14
22 Referans Kwoze  

es breve la alegr a del malvado y que sólo un instante dura el gozo del perverso?


me asedian y circundan, en nombre del Se or los haré trizas;


Él iguala mis pies a los del ciervo y me sostiene erguido en las alturas.


El Faraón pensará: 'Los israelitas se han extraviado en el pa s, el desierto les ha cerrado el paso.'


Cuando anunciaron al rey de Egipto que el pueblo hab a huido, su corazón y el de sus siervos se volvió contra el pueblo, diciendo: '¿Qué es lo que hemos hecho dejando salir a Israel, de modo que ya no nos sirva más?'.


No te alegres a mi costa, enemiga m a, pues si caigo, me levanto, y si vivo en las tinieblas, Yahveh es mi luz.


Entonces tomó la palabra y me respondió as: 'Ésta es la palabra de Yahveh a Zorobabel: no por el poder ni por la fuerza, sino por mi esp ritu - dice Yahveh Sebaot -.


Y a ti te ruego, mi sincero S zigo, que les ayudes, ya que ellas me asistieron en la lucha por el evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores m os, cuyos nombres están en el Libro de la Vida.


Entonces el esp ritu de Yahveh lo invadió, bajó a Ascalón, mató a treinta hombres, los despojó y entregó los vestidos a los que hab an descifrado el acertijo. Después, lleno de ira, se volvió a casa de su padre.


Entonces el esp ritu de Yahveh lo invadió y despedazó al león como se despedaza un cabrito, a pesar de no tener nada en la mano; pero no contó a su padre ni a su madre lo que hab a hecho.


Ellos le respondieron: 'De ningún modo; sólo te ataremos y te entregaremos en sus manos. Pero matarte, no te mataremos'. Lo ataron, pues, con dos cordeles nuevos y le sacaron de la roca.


Subieron entonces los filisteos, acamparon contra Judá e hicieron una incursión hasta Lej.


Tomó entonces Dalila cuerdas nuevas, lo ató con ellas y gritó: '¡Sobre ti los filisteos, Sansón!'. Hab a en la alcoba hombres apostados en acecho. Pero él rompió las cuerdas de sus brazos como un hilo.


Y al verlo el pueblo, alababa a su dios, diciendo: 'Nuestro dios ha entregado en nuestras manos a nuestro enemigo, al que devastaba nuestro pa s y multiplicaba nuestros muertos'.


Hab a en la alcoba hombres apostados en acecho; y ella gritó: '¡Sobre ti los filisteos, Sansón!'. Él rompió las cuerdas como si fueran hilos de estopa consumidos por el fuego. As que no dio a conocer el secreto de su fuerza.


El esp ritu de Yahveh vino sobre él y quedó constituido juez de Israel. Salió a campa a y Yahveh entregó en sus manos a Cusán Risatáin, rey de Aram. Prevaleció su mano sobre Cusán Risatáin


¿No será que hallaron bot n y lo están repartiendo? ¡Una doncella, dos doncellas por cada valiente; telas de colores son el bot n de S sara, son el bot n telas de colores; un manto, dos mantos de color para el cuello es el bot n!


En efecto, al llegar all, a Guibeá, le salió al encuentro un grupo de profetas; el esp ritu de Dios se apoderó de él y entró en medio de ellos en trance profético.


Entonces te invadirá el esp ritu de Yahveh, y entrarás con ellos en trance profético, de suerte que te transformarás en otro hombre.


Al o r estas palabras, se apoderó de él el esp ritu de Dios y, encendido sobremanera en cólera,


sal a yo tras él, lo golpeaba y rescataba la presa de sus fauces; y si se revolv a contra m, lo agarraba por las quijadas y le apaleaba hasta matarlo.


Cuando el arca de la alianza de Yahveh llegó al campamento, todos los de Israel se pusieron a gritar con tal estruendo que retemblaba la tierra.


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